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jueves, 7 de febrero de 2019

Jorge Porras: Mi obra se mueve, muta, se transforma a cada instante

Creador de mundos fantásticos protagonizado por seres ancestrales, guerreros, vírgenes, bestias y máquinas. La propuesta del pintor ecuatoriano Jorge Porras, plagada de imaginación, nos recuerda lo ilimitada y subjetiva que resulta la representación. En exclusiva, la entrevista con Revista Ophelia.

Por Camila Reveco desde Argentina
creveco@revistaophelia.com 

Defensor de la pintura tradicional, el artista Jorge Porras, nacido en Ecuador en el año 1968, se permite experimentar con ideas y materiales variados e investiga todo tipo de técnicas para dotar de una mayor expresividad a su obra.

El buscar un lenguaje plástico, una identidad, te hace transitar por un sinnúmero de lugares, unos fáciles y otros con sobrecarga de influencia, dice.

Cultor de un trabajo cargado de simbolismos, de sello personal y reconocible, es evidente en Porras la influencia que ha recibido de artistas de la talla del francés Gustave Moreau (1826-1898), del austriaco Gustav Klimt (1862-1918) y, especialmente, de los maestros del Renacimiento, en particular de Leonardo Da Vinci.  Pero a su vez, se mezclan en sus cuadros recuerdos de la infancia ligados a su Cotacachi natal.

Los aromas, sonidos e imágenes generaban en mí un mundo personal lleno de encanto y memoria”, describe.

La atmósfera general de sus pinturas concentra un alto componente espiritual y de ensoñación. Cada obra exige al menos dos miradas sigilosas: una para el conjunto, otra para los detalles. Allí no sólo se concentra una excelente ejecución, también es evidente el peso conceptual de su propuesta.

Busco capturar lo espiritual, la esencia de los personajes y las atmósferas, según la cromática, porque son la esencia del hombre, de Dios, el todo”, explica.


Karen Pinto Monroe: Voy buscando la mejor manera de plasmar lo que siento

En su obra subyacen figuras de su subconsciente sobre las cuales va dibujando patrones de los tejidos y vasijas indígenas. Con su arte quiere homenajear a la cultura prehispánica. “Mi amor y respeto a mis ancestros mapuches, y a toda su cultura y cosmovisión, me inspiran a la hora de crear”, dice la artista chilena en esta entrevista exclusiva. 

Por Camila Reveco 
creveco@revistaophelia.com 


“Hace más de una década decidí emprender este camino y no me arrepiento“. Lo explica la artista Karen Pinto De La Calle (1979), “Monroe”, que si bien en un principio estudió periodismo decidió  luego volcarse de lleno a la pintura, y allí encontró su verdadera pasión. 

“Me considero autodidacta, ya que voy experimentando y aprendiendo”, comenta y agrega: “Lo que subyace en mi pintura son las emociones. Voy liberando emociones y sentimientos con figuras y colores. Mi obra tiene pedacitos de mi alma”.

Dueña de una pintura visceral y muy colorida, la gestora y crítica de arte colombiana Gina González dice sobre Monroe: “(...) juega con la percepción visual y su significado, su paleta colorida y armoniosa rellena la silueta y simula un cubismo étnico muy original y novedoso” y agrega:

Su obra siempre se ha caracterizado por la plasmación de una estética postmoderna, atractiva, seductora, siempre bañada de colores vibrantes y un toque infantil. 

En esta esta ocasión da un paso más allá, dibuja encima de lo existente, e intenta escribir una nueva historia. 

lunes, 21 de enero de 2019

Graciela Genovés. "El discurso del arte contemporáneo es intolerante"

Aficionada a pintar lo que encuentra a su alrededor (personas, paisajes, calles, objetos), su obra es, ante todo, vibrante. La artista platense, radicada en el barrio de San Telmo, lejos de eludir la polémica se refiere aquí a los tópicos más sensibles que habitan dentro del circuito del arte contemporáneo y nos revela detalles sobre su oficio. 

Por Camila Reveco
creveco@revistaophelia.com

Cultora de una pintura tradicional y aprendiz del maestro Osvaldo Ernesto Attila (Buenos Aires, 1933-2006), la artista plástica Graciela Genovés (1962) es dueña de una obra alegre, plagada de colores vivos, de luz y de armonía. La suya es una pintura urbana que representa espacios de su mundo cotidiano,  siempre en tono intimista y generando un aire de irrealidad permanente. Sus cuadros son una fiesta.

Me gusta que en mis pinturas se note que están hechas acá en Buenos Aires, que están hechas con esta luz, hechas con esta gente con la que comparto la calle, el barrio, la cuidad”, dice.


En su trabajo se evidencia la superación de la dialéctica de oposición que caracterizó el arte de las últimas décadas  del siglo XX: para la artista no hay distinción entre figuración y abstracción; sus óleos generan un espacio ideal para la convivencia entre estos de modos de ver, y siempre lo logra a través de una atmósfera peculiar que brinda una sensación general de plenitud.

Yo cuando pinto lo que intento es ver y de laguna manera traducir plásticamente lo que veo, y lo que veo no es totalmente abstracto. Tiene un componente abstracto pero también tiene un montón de aspectos reconocibles “de la realidad”, cuenta.

Interpeladora, Graciela pone en duda la idea de la “democratización” del arte contemporáneo que se pregona bajo consignas como “todo es arte” o “todos son artistas”, cuando son cientos los artistas que están siendo, en este momento, excluidos de muchos circuitos de exhibición.  Se promociona a los que llaman “artistas conceptuales” o “emergentes”, pero lo emergente resulta ser, en muchos casos, algo vacío de contenido e incomprensible, que poco o nada tiene de ruptura, y mucho menos de vanguardia.

“Dentro de este discurso que aparentemente es tan democrático, tan progresista, se esconde una intolerancia muy grande, porque en base a este discurso, excluyen a artistas de ferias, lugares de exposición, difusión y venta de obras, de los medios de comunicación y de todo tipo de aliciente de la práctica artística”, sostiene.

viernes, 18 de enero de 2019

Jorge Iglesias: "El desnudo y el sexo siempre han sido controversiales; dan miedo"


En exclusiva, la entrevista con el artista colombiano que vive y trabaja desde la ciudad de Bogotá. Multifacético; se dedica al arte plástico y también le gusta escribir. Aquí nos referimos a sus dibujos y, en especial, a su propuesta erótica donde nos muestra escenas de la vida intima.

Por Camila Reveco
creveco@revistaophelia.com 

Si lo pensamos en términos generales podríamos suponer que el arte es siempre erótico, en el sentido de que hay obras que emocionan o conmueven, que esconden un “secreto”, y eso está muy asociado al deseo. 

Hay en la emoción estética una especie de orgasmo... Pero existe un arte que es específicamente erótico, y que siempre ha llamado la atención de forma especial ¿por qué? ¿qué nos resulta tan tentador?

Pensemos en “Leda y el Cisne” de Miguel Ángel, o en “Mujeres abrazadas” de Egon Schiele, y tantas otras maravillas de la pintura de distintos periodos de la historia.

Pero retomando la pregunta acerca del porqué ver arte erótico es, al menos, llamativo, podríamos suponer, que lo que logra un dibujante, como Jorge Iglesias,  al representar escenas de la vida sexual es, en definitiva, exponernos...

¿Por qué? Porque nos muestra  escenas que forman parte de nuestra vida intima, que pertenecen al ámbito de lo  privado,  pero él las convierte en algo publico y eso genera un efecto un tanto inquietante, de dulce tensión.

Jorge Iglesias entiende que sus "enredos", como los llama, -en los que trabaja desde hace más de dos años-, son principalmente eróticos (no son, según él, sensuales y tampoco pornográficos):

"Yo pongo a mi obra en el renglón de lo erótico: a veces soy explícito, a veces no; a veces soy fuerte, a veces soy suave; pero en la mayoría de mi obra, soy erótico”, dice. 

Son eróticos porque provocan un placer que involucra el cuerpo. Y en la obra del artista colombiano vemos representado el deseo sexual y el orgasmo en mujeres y hombres entregados al placer.

Disfrutan de su sexualidad sin miedo. Disfrutan de un beso, de una caricia, de sus genitales,  de la erección. Avanzan con desenfreno, de la misma forma que Jorge avanza en sus dibujos espontáneos y frescos que se originan a partir de un garabato, de un impulso.  

De su trazo (a veces fuerte, a veces suave) emergen mujeres y hombres poderosos (lo erótico implica poder) pero por sobre todo, emergen personas que son libres.

Y la libertad (siempre) es fiebre.  

lunes, 31 de diciembre de 2018

Claudia Kaak: "Mi pintura captura momentos de turbulencia"


Comenzó a dibujar de niña, estudió arte e hizo un profesorado en historia. “En mis épocas de estudiante devoraba libros sobre arte y visitaba museos”, cuenta. La joven artista alemana centra su atención en la pintura figurativa y se interesa en la representación de todo tipo de emociones vinculadas, siempre, a su experiencia personal.

Por Camila Reveco
creveco@revistaophelia.com

“Los alemanes hablan muy poco de sus sentimientos porque mostrar emociones es visto como una señal de debilidad”, dice Claudia Kaak (Heppenheim, Alemania 1987). Pero ella hace exactamente lo contrario. Su obra está marcada por la auto referencialidad: “Sufro de algunos problemas como estrés post-traumático. Y creo que es importante hablar de eso en mi obra para romper el estigma”, explica y agrega: “Mi trabajo representa muchos sentimientos existenciales y captura momentos en el tiempo de mucha turbulencia psicológica y emocional, que se relacionan a situaciones de violencia y traumas que no son exhibidos de manera explícita”

En su pintura existe un componente altamente psicológico, que convive en una atmósfera meditabunda, casi melancólica. Claudia prefiere que sus obras hablen por ella y, en este sentido,  nos transmite un mensaje muy evocador al insinuar en sus composiciones la complejidad de una mente inquieta:

“Quiero mostrar ese desorden de emociones, no esconderlos. Opino que esconder tus emociones no es bueno ni para las personas como tampoco para nuestra sociedad”.

-Considerando el carácter autobiográfico de tu obra ¿piensas que el arte tiene un lado “terapéutico”? ¿Cura heridas?

-De cierta manera. A veces puede ayudarte a analizar las cosas de una manera diferente porque uno tiene que lidiar con ellas durante el proceso de creación. Depende del tema. Pero no podría decirte que “cura” heridas. No sé si mis heridas se curarán algún día. No puedes “superar” algo que todavía está sucediendo. Pero espero poder aprender a vivir con esas heridas.

Anna Wypych: "Me interesa pintar la condición humana"


Artista polaca de gran reconocimiento, la joven pintora, en una entrevista exclusiva, se refiere a los temas que la inspiran al momento de crear y cuenta detalles acerca de la ciudad en la que vive. Los desnudos que representa son tan sólo “una excusa para exhibir a la mente en su estado más puro”.

Por Camila Reveco
creveco revistaophelia.com

Como lo narra a través de su web, Anna Wypych  (Gdansk, Polonia, 1986) es “pintora, mama, esposa y vive en las orillas del hermoso mar Báltico”. Su trabajo es básicamente realista pero tiene elementos hiperrealistas y surrealistas. En su obra relata historias sobre pensamientos y sentimientos, y de esa forma se concentra en cuestiones muy concretas de comunicación que implican una reflexión sobre el arte.

“Todos saben que la destreza física y la astucia son importantes, pero hay cosas aún más importantes: la determinación, la fuerza de voluntad, ser testarudo y obstinado. Son cualidades que me encanta buscar en las personas para después pintarlas”, dice.

Anna forma parte de la nueva camada de pintores realistas del siglo XXI que, a través de un perfecto dominio de la técnica como base de cada una de sus obras, evidencia lo viva que está la pintura en este contexto tan confuso en donde pareciera que todo es arte.

La historia de Polonia vuelve todo el tiempo a su arte y cultura, y constituye, seguramente, un continuo punto de referencia, un eterno memento. “El arte es una especie de arma en la mano. Separar el arte del amor a la patria es imposible”, expresó el pintor Jan Matejko (1838-1893), el artista polaco más importante del siglo XIX. Nacido apenas un año antes que Paul Cézanne, fue un clásico académico, pero su arte dio forma a la imaginación de muchas generaciones de polacos. No podemos dejar de mencionar las joyas cinematográficas modernas que directores de cine como Roman Polanski o Krzysztof Kiéslowski nos han regalado.

Estamos, sin duda, atravesando un momento crucial marcado por internet y las nuevas tecnologías, que ha generado ventajas magníficas, sin duda, aunque también es válido preguntarse acerca de los riesgos de esta globalización cultural que representa, en definitiva, un desafío para las culturas e identidades de los pueblos. En este sentido, se destaca el especial arraigo que esta joven artista siente por su Polonia natal, que evidencia cómo las estructuras sociales le pueden brindar al artista condiciones determinantes para su creación.

“Se podría decir que somos un poco grises, y eso se puede subestimar mucho, pero es hermoso ver como el gris varía en sus tonos”, expresa Anna y agrega: “Aunque no estoy directamente inspirada por el lugar en dónde vivo, por el simple hecho de vivir aquí, tengo este lugar y su cultura profundamente arraigadas en mis huesos y en mi alma”.



domingo, 30 de diciembre de 2018

Omara Serú: "Siempre vincularé el arte con la belleza"


La suya es una pintura expresiva y colorista. Tiene un estilo distintivo, entre surrealista y folclórico, siempre muy personal. En sus cuadros convive la ingenuidad formal con la sofisticación compositiva. Su infinita curiosidad ha hecho de Omara una artista ecléctica y de gran imaginación: “Tengo varios estilos, no sé cómo llamarlo. Voy incorporando cosas nuevas y mezclando. Me critican mucho a veces la falta de coherencia porque hay trabajos muy distintos entre sí. Yo creo que están unidos… no sé cómo y en qué punto”.

Por Lic. Camila Reveco 
creveco@revistaophelia.com

Omara Serú (Mendoza, 1960) transformó su hogar en un atelier colectivo. Aquellos antiguos dormitorios ahora son talleres para artistas; en donde estaban sus hijos, ahora se encuentran sus colegas. Otro tipo de familia, uno podría argumentar. “Es una casa abierta, una pequeña comunidad diurna” prefiere decir, en tono pausado y sereno. Así es cómo Omara, motivada por un sentimiento tan bohemio como pragmático, desde 2010, supo convertir aquella casa de San José en un espacio para distintas actividades culturales como recitales y, por supuesto, exposiciones; en donde diferentes artistas han encontrado un lugar para trabajar.

El trato con ella es simple, transparente y directo. De carácter reflexivo y a su vez espontáneo, de actitud tranquila y a su vez convincente, siempre supo qué estudiar, siempre supo que quería pintar; y por eso mismo buscó herramientas en la facultad de arte (UNCuyo). Recibida con título de honor, reconoce los “problemas y defectos” de la educación formal, pero también destaca su importancia, sus aspectos positivos, en especial a la hora de construir disciplina: “Te entrena en la constancia y en la presión que tenés que asumir para rendir exámenes, por ejemplo” dice, y agrega: “hay profesores buenos que efectivamente te ayudan a pensar, a desarrollarte, y hay otros que no”.

Lo lúdico es fundamental en su obra; cuando pinta, se permite jugar, imaginar y fantasear. “Eso siempre ha sido esencial para el arte”, comenta la artista, que luego va a detenerse en desarrollar lo que significa, desde su punto de vista, el arte de la pintura, en su sentido más ontológico:

“La pintura tiene cuerpo, sin descreer para nada en el concepto, pero creo que no puede ser lo único, porque de serlo el arte de la pintura se muere, sería otra cosa, habría que denominarlo de otra manera. El arte de la pintura es color, pincelada, textura, todo lo que se ve, todo lo que se toca, todo lo que se siente sin tocar. El cuerpo está presente, al igual que una presencia física, de la misma manera en la que dos seres humanos se trasmiten emociones y se comunican entre sí. Si vos estás con otra persona, tenés una sensación de comunicación indudablemente, y eso es lo que tiene que pasar con la pintura”.

En tiempos donde el discurso del arte contemporáneo y su arsenal de curadores, galeristas y filósofos intentan explicar que al arte ya no le importa la Belleza, que ésta se fue para no volver… Omara Serú, defensora acérrima de lo bello, vincula su pintura con ésta palabra:

“No veo por qué despreciar, menospreciar o suprimir el poder y la fuerza que tiene la Belleza, yo  siempre voy a  vincular ampliamente el arte a la belleza y me parece una magnífica concepción”.

-¿Esta búsqueda por la belleza será inherente a todos los seres humanos?

-Pienso que sí, eso decían los griegos y no creo que estén equivocados. En la actualidad la belleza no es un valor, no es un buen valor, digamos. En general, lo que dicen hoy que es arte no se sabe mucho a dónde apunta, o qué significa.

Dino Valls: "El ser humano siempre ha convivido con lo desconocido"


Dueño de una inquietante pintura atravesada por el estudio del cuerpo el artista -médico de profesión- se refiere aquí a las grandes paradojas que atraviesa su arte.  Se trata de uno de los más consagrados pintores de nuestro tiempo.

Por Abigail Huerta y Camila Reveco 

El pintor español Dino Valls (Zaragoza, 1959) es, sin duda, uno de los máximos exponentes de la figuración contemporánea y, a través de su arte, nos introduce a un dialogo revelador entre lo alegórico y lo poético.

Distanciado de las tendencias contemporáneas, muchas de ellas, pobres en oficio y carentes de imaginación, el español tiene una obra sólida –totalmente alejada de cualquier tipo de  improvisación-. Valls le presta atención tanto a la técnica, como al concepto y lo hace de forma precisa y minuciosa.

“Mi trabajo, mi atención y respeto por soportes y técnicas tradicionales, son sentidos por mí como un deber de honestidad deontológica”, explica.

En su caso, nos referimos a un concepto denso, insondablemente psíquico y a su vez intrigante: sus cuerpos están atravesados por la angustia y el dolor, conviven allí patologías físicas y mentales donde puede olerse una densa atmósfera que incomoda y a su vez interpela.

Al artista no le interesa, de ninguna forma, ser complaciente. Su trabajo es fuerte, intenso, agudo y está vivo, aunque nos haga agonizar  por las “zonas oscuras de (nuestra) mente”. Allí están sus cuadros para recordarnos nuestras propias miserias, nuestras más profundas contradicciones, y para ponernos delante los fantasmas que todos llevamos dentro.



sábado, 3 de noviembre de 2018

Carmen Valle Benavente: "El tiempo está en mi obra; somos memoria"



Ajena al viejo enfrentamiento entre abstracción y figuración, la artista trasandina intenta prescindir  de todo tipo de estructuras. Aquí nos explica su constante búsqueda por representar la espacialidad donde, según ella, transcurre y se manifiesta la existencia.  El suyo, es un estudio acerca del territorio y  de cómo opera en él la memoria colectiva.

Por Abigail Huerta
ahuerta@revistaophelia.com

“En mi trabajo hay imágenes de un tiempo pasado, las cuales se trasladan al presente de forma sutil, ocultas entre machas… es un símil a la historia de mi país siempre velada”. Lo explica Carmen Valle Benavente (Santiago de Chile, 1969) dueña de una obra plagada de colores densos, otras veces cálidos y brillantes, pero siempre de aplicación rápida y efusiva.
Su trabajo se desprende de la objetividad para ver más allá de lo evidente sin abandonar la figuración y con la idea de perseguir siempre el instante. “Busco nuevos caminos expresivos. Me interesa la búsqueda de un lenguaje y de materialidades propias”, dice con relación a  su pintura, porque Carmen además es fotógrafa y trabaja en la docencia.
Ella retrata ese cosmos, el de Chile, y observa de qué modo el territorio condiciona. Así, su obra plantea preguntas que exceden lo geográfico, para establecer interrelaciones entre la historia, la identidad, la memoria, el entorno, lo social y lo político.
Termina de estudiar arte en Concepción y decide dejar de  lado los aspectos formales que recibió por parte de la Academia para establecer lazos con su propia tradición familiar, vinculada desde hace tres generaciones a la fotografía (de abuelo y padre fotógrafos). Carmen recupera su propio pasado y lo traslada al presente para narrar ese devenir del espacio/tiempo donde se mueve el ser. “Disfruto de lo que realizo y lo hago con esfuerzo y trabajo constante”, expresa.


martes, 23 de octubre de 2018

Susana Salinas: "Ser mujer en el arte no es un camino sencillo"



Dueña de un dialogo artístico íntimo donde predomina la visión de lo interior y de la psique, la joven artista mexicana nos evidencia en  esta entrevista el carácter y la búsqueda de su trabajo pictórico; una verdadera oda a la femeneidad: “Me resultan muy atractivas e interesantes las contradicciones de mi yo femenino”, confiesa.

Por Abigail Huerta
ahuerta@revistaophelia.com


Zacatecas, situada justo en el corazón de México, es una ciudad de establecida referencia artística en el país Azteca, llamada cuna natural de artistas; y ha sido  hogar, academia y taller para  Susana Salinas quién, nacida en Querétaro en 1982 se traslada junto a su familia con sólo tres años a este lugar en el que vive y trabaja.
Los ocres, rojos y óxidos han llegado a ser en muchos casos una manifestación reiterada en la paleta de pintores y pintoras de la mencionada región; y Salinas no escapa a esta tendencia: “Mi paleta me elige por lo regular a mí, no hago más que traducir en colores lo que veo en la naturaleza, en mi cotidiano, una tierra colorada y un sin fin de azules que este cielo me permite experimentar”.

Nuestra pintora aborda las circunstancias de la femeneidad en una narrativa emocional de evidente gusto por la  fantasía; pasan a develar sus composiciones elementos figurativos como aves, mujeres y plantas, y también hay espacios de vacío y  objetos físicos de recurrente representación surrealista, tales como hilos, jaulas o ramas. Objetos que tienen una significación más allá del plano material, convirtiéndose su obra, en una verdadera metáfora donde conviven escenas de ensueño y reflexión, angustia e incluso temor.

Nos dice congeniar con el trabajo de realistas contemporáneos como el mexicano  Edgar Noe Mendoza (Durango, 1967)  y a su vez, con expresionistas de lo bello y lo perturbador como Mónica Cook (Georgia, 1974), entre otros. Susana Salinas es una pintora que asume sus influencias, explora a su vez un sello propio, y sabe asumir riesgos: “Creo que el arte está en un constante movimiento, me gusta ir de su mano, probar, arriesgarme…  volver a los espacios de confort y luego desbaratar de nueva cuenta”.
Se trata de una artista que está en constante movimiento y contacto con su entorno, una mujer inquieta e interpeladora de su realidad que mimetiza y recoge en su obra multiplicidad de técnicas; participa e incursiona en diferentes actividades decorativas y manuales sin dejar de ser creadora de las llamadas artes menores. Logra, en cada situación,  cederle otro carácter a su mundo expresándolo de manera subjetiva.
Mencionó la reconocida crítica de arte Avelina Lésper, con motivo de una muestra de la joven artista: “Esta exposición es un reflejo imposible y verdadero de la femineidad, reúne la metáfora en la que las mujeres habitamos, y es la visión sincera y rebelde de Susana la que le da vida”.  Y es cierto.


martes, 16 de octubre de 2018

Ricardo Celma: "Me gusta resignificar el realismo desde Argentina"



El artista se refiere aquí, a la necesidad de pintar y a la búsqueda de un dialogo directo con el espectador. Se detiene, también, en la comunión espiritual que se da en las artes plásticas. Con un sentido agudo acerca de la esencia de la creación, y sin dejar de lado una postura crítica respecto del escenario artístico, opina: “el arte argentino va a ser grande cuando seamos más auténticos y menos correctos para la mirada de las ferias de moda”.

Por Abigail Huerta 
ahuerta@revistaophelia.com

A partir de una compresión amplia, lúcida y firme del arte figurativo, el creador Ricardo Celma (Buenos Aires, 1975) nos narra en su obra realista,  desde lo avasallante del plano  material a los estadios más etéreos, con una fuerza que sólo le puede otorgar ser el poseedor de una  técnica virtuosa y por demás prolija.
Un conocimiento compacto, preciso, le da la facilidad de construir cualquier personaje o escenario; invoca el fuero poderoso de la naturaleza representándolo todo como en la vida misma. Clásico, y en ocasiones irreverente, en su trabajo confluyen  rasgos del romanticismo, roza lo barroco; allí hay belleza, religiosidad y misticismo; y a su vez, puede  increpar al espectador con elementos más contemporáneos, invitándolo a cuestionar esa misma realidad manifestada de manera ineludible.
Admira a clásicos de la talla de Antonio Berni (1905-1981) pero además mantiene interés por la pintura de contemporáneos como Odd Nerdrum (1944); él puede hacer gala de su esteticismo y de la pureza de sus composiciones para dialogar y comunicarse fielmente  con el espectador, conmoviendo esa conexión con lo natural y lo eterno.
Un pintor clásico y a su vez consciente de su tiempo, que evidencia a través de su obra ser un verdadero maestro de la contemporaneidad.

martes, 9 de octubre de 2018

Mar Aragón: "La acuarela me permite atrapar lo efímero"



La pintora española cuenta en esta entrevista detalles de su técnica en la acuarela. Una artista que invoca en su composición diversos elementos. Contemporánea, rompe con lo tradicional, logra un sello propio en formato y temas; con una paleta amplia y enérgica donde cambia con fluidez del negro a los policromos.

Por Abigail Huerta
ahuerta@revistaophelia.com

Dueña de una trayectoria copiosa que va desde la ilustración para cuentos infantiles hasta sus exposiciones en destacadas galerías de Europa; espontánea y efusiva, las composiciones de  Mar Aragón (Granada, 1971) comprenden espacios iluminados, figura humana y paisaje urbano: “Mi vida siempre ha estado ligada a luz y el carácter alegre de la Costa Granadina”.
De sus cuadros de grandes formatos, -que llegan a los dos metros de alto, como muy poca veces se ha hecho en ésta técnica-, emergen horizontes arbolados o quizás sólo horizontes, hasta lugares con multitudes, calles, tiempos detenidos y poderosos elementos naturales como el agua, que también se evidencian en su obra de forma marcada.
No sólo es novedoso el formato de sus obras: Mar,  una pintora activa y en pleno auge profesional, hace uso cabal de lo figurativo y en ocasiones se mimetiza con lo abstracto en una acuarela muy propia; invitándonos a ver desde una óptica dilatada del tiempo, donde los espacios revelados dan una sensación de inmensidad y sus personajes tienen parlamentos de nostalgia y ensueño.
¿Qué es lo más propio e importante que usted quiere compartir con su público a modo de legado artístico para futuras generaciones? –“A esas futuras generaciones les dejo mi vida entera, pero con un lenguaje complejo que tendrán que descifrar”, nos responde.


miércoles, 26 de septiembre de 2018

Josefina Madariaga: "En el terreno de la plástica gobierna el deseo"



Mujeres de espalda, fondos despojados… Los dibujos y las pinturas de la joven artista plástica correntina están cargados de silencio y vacío, sin embargo allí, en cada obra, reposa un relato firme y latente. El suyo, es un trabajo profundamente emocional, basado en el estudio del rostro y el cuerpo femenino.

Por Camila Reveco 
Editora Revista Ophelia 
creveco@revistaophelia.com

Nació en Mercedes, Corrientes, en el año 1985. Allí estableció de forma natural su primer contacto con el mundo del arte: “Digamos que me acerqué al dibujo en mi casa: viendo muchos libros de arte y observando dibujar a mi papá. Entonces, por propia iniciativa, comencé a dibujar figuras humanas y naturaleza muerta; a partir de esa experiencia, mis padres decidieron mandarme a talleres de pintura”, explica. Más tarde, cuando terminó la secundaria, decidió irse a Buenos Aires para estudiar arte en el IUNA (Instituto Universitario Nacional del Arte). Actualmente, sigue explorando en nuevas propuestas: “Desde mediados de 2017, hasta hoy, se está gestando una nueva serie, repitiendo la figura femenina cargada de otro contenido. Un juego plástico entre el cuerpo de la mujer, cierta iconografía simbólica (sacra) y el uso de la acuarela. Está de alguna forma inspirado en antiguos retablos medievales”, nos dice, adelantándonos el trabajo de su próxima muestra.

De sus palabras se evidencia un mundo interior rico y sensible. El cineasta sovietico Andréi Tarkovsky, el pintor estadounidense Andrew Whyeth y el chino Zhang Daqian (que vivió en Mendoza entre 1951 y 1954), figuran entre los artistas que más la seducen al momento de crear. De allí, quizás, pueda entenderse el carácter meditativo y onírico de su trabajo figurativo centrado en torno a la mujer. La entrevista exclusiva, con Josefina Madariaga.


lunes, 3 de septiembre de 2018

Alejandro Ortiz: “Me gustan las vistas con silencio visual”


“Hoy, inevitablemente el espacio natural donde nos desenvolvemos e interactuamos, es el del mundo urbano”, dice el pintor chileno Alejandro Ortiz en esta entrevista exclusiva. El artista, centra su interés en este tipo de paisaje y está interesado en ver cómo los habitantes se apropian de la arquitectura, de los espacios que hemos ido creando a través de tiempo.

Por Camila Reveco
Editora Revista Ophelia  

“Durante los siglos XIX y XX, en un proceso constante pero de desigual desarrollo en el tiempo, las ciudades van consolidando su forma urbana como espacios de la modernidad, convirtiéndose desde su gestación en referencia continua para los artistas que supieron leer en ellas las distintas concepciones de lo moderno, hasta hacerlas generadoras de sus visiones, de sus anhelos y también de sus rechazos. Los artistas empezaron a interesarse por representar la ciudad no ya solo como espacio escenográfico en el que acontece algo, sino como objeto en sí mismo, ampliando además el ámbito de la pintura o la ilustración a las nuevas manifestaciones artísticas como el cine o la fotografía”. Así lo explica el investigador madrileño Miguel Ángel Cháves.

Podemos agregar, que en lo que va del siglo XXI, lo urbano sigue formando parte de la escena artística, y hoy tiene a excelentes referentes en todo el mundo que, a través de sus pinturas, reflejan temáticas absolutamente contemporáneas acerca del desarrollo de las ciudades y de los habitantes que allí se asientan, como autoafirmación, como referente necesario de lo que se ha creado.

En la pintura de Alejandro Ortiz, y especialmente en su serie “Contraste material”, vemos edificios, azoteas, paredes, ventanas… vemos también cielos con su aspecto cambiante, y nubes que parecen estar dotadas de movimiento. Todo surge a partir de una evidente y rigurosa observación de la atmósfera, de la luz y las texturas. Hay allí un componente poético en su interés por la observación del cielo y lo más alto -propio del movimiento romántico-.

En la obra del artista plástico chileno, el silencio que habita en ella habla. Estamos frente a un trabajo que manifiesta en su génesis emociones melancólicas, de cierta nostalgia. Sus cuadros son un refugio entre tanto bullicio; un día lento, un parpadeo… un seductor espectáculo arquitectónico y nuboso en donde se condensa una sensación de vacío en un mundo cubierto de hormigón. Alejandro nos invita a mirar el entorno desde las alturas, donde el aire se percibe más liviano, y donde las contradicciones de la ciudad moderna, sus valores y significados, se revelan. 
 

lunes, 13 de agosto de 2018

Lorena Kloosterboer: “Se necesita de una personalidad tenaz para mantenerse en curso”


Conocida y valorada en el mundo por su obra pictórica, la artista holandesa-argentina Lorena Kloosterboer ha logrado un trabajo de espléndido realismo, elegante y casi fotográfico: “En el arte, uno tiene que animarse a fallar, una y otra vez”, explica. 


Por Camila Reveco 
Fuente: Revista Ophelia

Desde hace diez años vive en Amberes, Bélgica. De madre argentina y padre holandés, la artista plástica Lorena Kloosterboer nació en los Países Bajos y fue el español su lengua materna. En el jardín de infantes aprendió a hablar holándes y al escuchar hablar a sus padres entre sí, pudo dominar el inglés. “Me siento increíblemente afortunada de haber sido criada trilingüe, -dice-básicamente recibí tres idiomas de forma gratuita sin esforzarme en aprenderlos”, y agrega: “el contraste entre mis dos culturas—la holandesa y la argentina—me formó de muchísimas maneras. Supongo que en realidad no soy ni típicamente holandesa ni argentina, pero me siento ambas a la misma vez. Por lo tanto, me describo como una latina holandesa porque siento un fuerte vínculo con la mujer latina a quien considero mi hermana”. 

De increíble oficio, Lorena es una verdadera artesana de la pintura realista, y su increíble habilidad ha sido fruto de un esfuerzo sostenido. A ella, le parece absurda ésta moda de explicar obras a través de ingeniosos discursos curatoriales. Cree, que una verdadera obra de arte se defiende por sí sola, que no necesita de la palabra para existir. Cree que el arte no es un discurso teórico: “Creo que el público –sostiene- se está cansando de necesitar un manual de traducción cuando visita una galería de arte o un museo para comprender lo que están viendo. Es ridículo tener que intentar apreciar una “obra de arte” que uno instintivamente sabe que no tomó ni mucho trabajo, ni esfuerzo, ni conocimiento técnico para realizarse, y que solamente por comercialización y publicidad está expuesta en un lugar de cierto nivel”. 

domingo, 12 de agosto de 2018

Ofelia Andrades Madariaga: "Intento romper con la mirada tradicional de lo femenino"

Está por exponer en Casa Brandon, de Buenos Aires, sus más recientes obras: un conjunto de retratos y autorretratos bajo el nombre de “Narcisa”. “Todo se articula a partir del espejo como dispositivo y óptica”, revela la pintora chilena, especializada en el inagotable género del retrato.

Por Lic. Camila Reveco 
creveco@revistaophelia.com

“Siempre he trabajado el retrato. Es un género que me fascina por toda la complejidad que involucra.  Es muy, muy complejo porque tiene mucho de psicología en su elaboración y planteamiento, involucra muchos elementos de la identidad. Estoy convencida de que es lo más difícil de representar en pintura y el más rico en su significación”.

Lo dice Ofelia Andrades, joven pintora chilena que desde el comienzo de su carrera artística ha volcado su interés por el arte figurativo, y se ha inspirado en los grandes clásicos, pero que a través de una obra absolutamente contemporánea, logra reivindicar -y actualizar- el retrato y la pintura de escenas. El suyo, es un trabajo que invita a la exploración geográfica de los rasgos que tiene el rostro, que esconde -a su vez- un profundo estudio psicológico del alma humana, y en donde queda en evidencia la convivencia entre lo tradicional y lo nuevo.

Sin duda lo más novedoso de su contundente propuesta pictórica es la forma  la que decide encarar cada retrato y la observación que tiene acerca de la mujer y el mundo femenino. “La mujer ha sido históricamente representada como un objeto, deshumanizada, no sexuada. Siempre la hemos visto en situaciones de pasividad e indefensión”, precisa la artista.  Y es cierto: culturalmente ha sido propio del hombre mirar como sujeto y de la mujer ser mirada. La historia del arte ha sido una his­to­ria es­cri­ta por y para hom­bres en don­de la mu­jer ocupó el lugar de ob­je­to a con­tem­plar -no fue su­je­to ac­ti­vo de crea­ción-. De ahí que, los nombres de Sofonisba Anguissola, Artemisia Gentileschi o Clara Peeters, -por sólo nombrar a tres- resulten para la mayoría de las personas una verdadera incógnita, cuando se trata de nombres de grandes, muy grandes, artistas.  Hoy, diferentes colectivos se están animando  a repensar cómo han sido vistas las mujeres por la historia del arte oficial y esa es, evidentemente, una lucha feminista. “Las mujeres nos conocemos a nosotras mismas a través de mujeres hechas por hombres”, sostuvo con razón Sheila Rowbotham, historiadora británica. La entrega de Ofelia Andrades es -en este sentido- considerable porque recorre, con su arte, los discursos contemporáneos alejándose  de la hetero-normatividad, simboliza -por tanto- un aire fresco acerca de la representación de la mujer en la pintura en este comienzo de siglo, y contribuye así, a la deconstrucción, que nuestro tiempo demanda.  “Me gusta siempre expresarme de acuerdo a mi manera de ver las cosas, conectarme y comunicar desde mi propia existencia en este mundo, desde este punto geográfico, siendo mujer y todo lo que eso conlleva también socialmente e históricamente para una pintora”, concluye.