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domingo, 1 de febrero de 2015

Adriana Villagra: Lo bello y lo simple




El increíble realismo simbólico de la artista plástica paraguaya Adriana Villagra está repleto de poesía. Para ella "pintar" significa comunicar lo espiritual y trascendente. En sus palabras se manifiesta la inquietud filosófica que envuelve su trabajo, la búsqueda inquietante por la belleza.

Por Camila Reveco
camilareveco.mza@gmail.com
Argentina


Para esta destacada pintora contemporánea, nacida en Ciudad del Este, Paraguay en el año 1978, el arte se encuentra en la madera vieja, en el alambre entrelazado, en las figuras de papel...


Pero estos objetos no están ubicados al azar en el lienzo: Adriana Villagra realiza un estudio meticuloso de cada elemento y le otorga un significado particular. Sus contrastes de luz y sombra, de equilibrio son su principio creativo. Cielos densos, quejosos e inmensos y luces que se filtran, forman una atmósfera única colmada de emociones y sentimientos.

Concentra lo bello en la naturaleza, a la que le rinde homenaje a través del realismo, estilo que defiende con convicción. Una obra completa, con cuerpo y espíritu. Una obra tan bella como simple. 

Su obra se encuentra en colecciones privadas de Argentina, Paraguay, Estados Unidos, México y Suiza. 


-Madera, papel y alambre... ¿Qué significan estos elementos para usted?

-Son elementos que forman parte de mi entorno cotidiano, nos rodean permanentemente y a veces pasan inadvertidos. La madera por ejemplo, cuando está resquebrajada o sufre el accionar de los fenómenos de la naturaleza deja entrever una infinidad de texturas, líneas, huecos y recovecos. El papel, mediante sucesivos dobleces, permite generar figuras o ser portadores de un mensaje. Mientras que el alambre despierta una especial fascinación en mí por esas figuras caprichosas que es capaz de adquirir. Es como si pudiera palpar la vida misma en esos trozos insignificantes porque siento que cada uno es poseedor de una belleza que invita a ser descubierta. Pero para ello es preciso detener la mirada y ver más allá de las apariencias. 

-¿Por qué los cielos se ven tormentosos, pero la luz se filtra entre la nubes para iluminar los pocos objetos que componen sus pinturas?

-Una vez me dijeron que mis cielos eran “emocionales” y tal vez sea así porque siento que ellos representan el infinito y lo trascendente, aquello que no podemos abarcar y sin embargo a diario procuramos hacerlo. Esas nubes cargadas de agua, es la lluvia que se avecina, aquello “inevitable” pero con una luz de esperanza. Mi obra se trata mucho de esos contrastes que se relacionan con la esencia humana: donde hay oscuridad hay luz y donde aparentemente hay tristeza también hay lugar para la alegría. 

-¿Qué significan esas aves de papel?

-Esas aves son figuras de “origami”. El origami es una técnica milenaria de origen japonés que consiste en hacer figuras a partir de papel plegado. Voy plegando sucesivamente el papel a partir de una forma simple como un cuadrado para dar lugar a una figura más compleja como las aves. Siempre estoy investigando. Hasta ahora, las figuras que más he utilizado son la grulla, la paloma y la mariposa. De tal manera que inviten a una reflexión sobre conceptos como la paz, el cambio, la búsqueda constante, la introspección.


-¿Su trabajo se encuadra dentro del realismo mágico?

-Yo suelo llamarlo realismo simbólico, porque los elementos que utilizo en mis pinturas pasan a convertirse en un símbolo. Son tomados de la realidad y son reconocibles en su forma, colores, texturas pero no se limitan a presentarse como algo literal, objetivo o puramente descriptivo, sino más bien como una ventana o vía de entrada hacía conceptos más trascendentes que se relacionan con el mundo de las ideas, las emociones, los sentimientos. Tal vez eso le confiera una dimensión “mágica” al realismo que planteo en mi obra. Cada obra es una invitación a mirar un poco más allá de la realidad material que nos rodea. 

-¿Le costó llegar a esa síntesis y simpleza?

-Tal vez no tanto llegar, pero sí seguir en el trayecto porque es una búsqueda constante. Yo empecé pintando bodegones, porque en ese momento mi búsqueda se orientaba a lograr un conocimiento técnico, de los materiales. Hasta que un día me encontré con una escena fantástica en una huerta familiar que era la de una flor de la planta que trepaba por la muralla en medio de los alambres, y esa imagen siento que marcó el inicio de todo este “estilo” o búsqueda en la que estoy metida ahora. Para mí fue un momento mágico y ahí empecé a indagar cada día más en aspectos relacionados con el simbolismo de los elementos que voy recogiendo para armar mis composiciones. Mi investigación ya no se limitó simplemente a aspectos técnicos de la pintura, sino también a aspectos humanos, filosóficos, espirituales. Ya no era suficiente “pintar bien” sino también comunicar, expresar algo a través de cada pintura.


-¿Reconoce influencias?

-Sí, busco influencias. Las encuentro en el romanticismo alemán, la pintura flamenca, en los escenarios místicos de Caspar David Friedrich, el paisajismo, el surrealismo y muy especialmente en la pintura oriental. Soy una ferviente admiradora de la pintura japonesa y china tradicional por esa simplicidad de elementos y trazos presentes en la obra, ya que con poco logran decir mucho. Ese vacío que normalmente rodea a esos pocos elementos compositivos invita a una meditación y vaciamiento interior que nos conectan directamente con esa dimensión trascendente de la naturaleza. Por eso también me atrae la lectura del haiku. Cuestión de géneros.


-¿Cuál es el momento del realismo en Paraguay?

-El realismo en Paraguay es un estilo que ha surgido de forma muy individual en cada artista, porque no existe una academia de arte donde uno pueda aprender las técnicas y procedimientos que se necesitan para llevar adelante un estilo tan exigente como es el realismo. Entonces, cada artista que opta por este camino, ha tenido que emprender un aprendizaje en solitario. La mayoría de los pintores realistas son autodidactas, algunos han terminado decepcionados de los programas de estudio, otros han hecho carrera en el exterior y finalmente están los que sobresalen gracias al mérito de su talento y el trabajo constante y no precisamente por la formación académica recibida. 



-¿Cuál cree que es el lugar que ocupa hoy en relación a lo conceptual?

-Siento que ahora se la da un poco más de atención al realismo, ya que siempre se lo ha dejado de lado para apoyar otras expresiones más experimentales o conceptuales que muchas responden a tendencias que se dan dentro del arte. Creo que el escenario del arte contemporáneo debe poder aceptar la pluralidad de visiones y propuestas sin desmerecer a ninguno.

-¿Qué opinión le merece la abstracción?

-Me parece que hay obras abstractas (cuando están bien planteadas) que pueden lograr admiración, siempre y cuando estén sustentadas en un conocimiento acabado del oficio y no sea pura “improvisación” vacía. Sin embargo el realismo tiene esa capacidad de llegar a la gente de una manera más directa y despierta esa admiración por la capacidad del artista para crear la “ilusión” de realidad en el cuadro. Es muy común escuchar a la gente decir: “parece una foto”, porque el objeto representando es tan parecido al objeto real que la gente enseguida relaciona la obra con lo fotográfico. En las pinturas realistas hay semanas e incluso meses de dedicación en la producción y requiere del artista mucha atención al detalle y no dejar nada al descuido.

-¿Intuye algún cambio? ¿Existen más pintores jóvenes que se atreven con el realismo?

-Yo creo que sí, y eso tal vez sea gracias al acceso a la información que hoy en día tenemos a través de Internet y las redes sociales. Uno puede acceder a información sobre pintores en otros países, conocer sus obras e incluso comunicarse con ellos, compartir experiencias y entonces uno ya no se siente tan solo como probablemente haya ocurrido con artistas que iniciaron sus carreras en los 80 y los 90.

Épocas en la que los circuitos tradicionales del arte dejaban a un lado la pintura realista tratándola de “arte copista” y privilegiando un arte más conceptual, pobre en oficio pero que respondía a las “tendencias” del arte en ese momento que la mayoría de las veces están marcadas por las bienales, ferias de arte, curadores o galeristas con poder. Creo que las acciones colectivas son muy importantes para lograr que un estilo logre afianzarse y generar nuevas oportunidades para que los jóvenes talentos encuentren un lugar donde mostrar sus trabajos. 


-Son muy pocas las mujeres que pintan en relación a la cantidad de hombres ¿Por qué le parece?

-Creo que eso se debe a que históricamente las mujeres siempre han sido educadas en forma prioritaria para el matrimonio, el cuidado y el hogar. Si uno se pone a investigar, se da cuenta que las pocas mujeres que han logrado destacarse en el arte como creadoras lo hicieron con mucho esfuerzo y les costó el doble o triple en relación a sus colegas masculinos no porque les falte capacidad, sino porque las oportunidades eran limitadas. Así como hay casos de mujeres artistas que postergaron su carrera por la maternidad o bien por las carreras de sus parejas, como el caso de la esposa de Jackson Pollock (Lee Krasner). Sin embargo, hoy en día, la mujer ha ganado espacios en diferentes áreas y va buscando la manera de equilibrar sus actividades, sin dejar de lado ninguna de ellas. Hay mujeres artísticas fantásticas en estos días y es bueno que cada vez tengan mayor visibilidad. 

-En relación a lo que conoces de Argentina, ¿qué impresión le causa el ambiente artístico y cultural de nuestro país? 

-En lo personal, siento una gran afinidad con Buenos Aires porque he podido ver una importante tradición de pintura realista. Hay excelentes artistas que están cultivando el estilo y eso pude verlo cuando participé en la feria Arteclásica en el 2007 y 2008. También me gustaría conocer más adelante otras ciudades. Es un país que admiro mucho y siempre es un gusto visitar. Tal vez el hecho de que mi abuela paterna haya sido argentina, de Córdoba, tiene que ver con ese lazo especial que siento me une a este país. Además de Buenos Aires, he tenido la oportunidad de conocer las provincias vecinas a Paraguay como Corrientes y Chaco.


-¿Proyectos? ¿Próximas muestras? 

-Para el año que viene tengo proyectada una muestra grupal con un grupo de pintores realistas que conformamos cuatro pintores en Paraguay y lo denominamos Neo-Realistas.py. El grupo tiene un objetivo común: mantener viva la tradición de la pintura, el oficio, el dibujo frente a un escenario artístico donde dominan a veces propuestas de las más variadas y muchas veces vacías de contenido. Nosotros buscamos reivindicar la pintura realista, pero no sólo desde el punto de vista técnico, sino una pintura con contenido y oficio y demostrar que dentro del realismo, cada uno tiene una visión particular y única. 


-¿De qué se trata la pintura que seleccionó para ilustrar esta entrevista? 

-He elegido esta obra titulada “Camino a la Inmensidad” que formó parte de mi última muestra individual que fue en el 2012 en el Centro Cultural Paraguayo Americano. Esa pintura la hice específicamente para mí, como algo que tenía dentro y necesitaba exteriorizar y supuso un reto en varios sentidos. En el aspecto técnico, empezando por el formato, ya que la obra mide 2 metros de alto. Era la primera vez que hacía una obra tan grande y tuve que usar escaleras para pintar la parte superior de la obra y desde lo temático, la utilización de las figuras de origami de colores, donde cada uno se relaciona con un nivel de ascenso que se proyecta al infinito. Es una imagen que tenía dando vueltas hacía tiempo en la cabeza. Realmente la pinté en un intento por sacar afuera esa imagen de la escalera con los origamis de colores cargada de un simbolismo donde, los peldaños, la escalera un poco deteriorada deja entrever el paso del tiempo y simboliza el ser humano y sus imperfecciones que constantemente está buscando el camino a la inmensidad y la libertad absoluta. En un principio no la tenía a la venta, hasta que una coleccionista del exterior vino a mi taller de visita, la vio y quedó prendada de ella y así esta obra fue a parar a una colección privada en Estados Unidos. 


Sobre la pintora:
Adriana Villagra nació el 6 de noviembre de 1978 en Ciudad del Este, Paraguay. Egresada de la carrera de Diseño Gráfico en la Universidad Católica de Asunción con honores de “Alumna Distinguida”. 

Menciones/Reconocimientos:
Reconocimiento como Mujer Destacada. Club Internacional de Tenis (CIT). (2014)
Reconocimiento Surucuá al Arte y la Cultura. Rotary Club Asunción-Villa Morra. (2013)
“Joven Sobresaliente”. Cámara Junior de Asunción. Categoría: “Logros Culturales” (2006) 
1er. Premio. Concurso Juvenil de Pintura organizado por el Centro Cultural Paraguayo Americano y Amigos del Arte (2005).
2do. Premio. Bienal de Pintura “Genaro Pindú” (2004).
3er. Premio. Instituto Cultural Paraguayo Israelí. Concurso “Jóvenes Creadores 2003”. Paraguay.
Mención. Centro Cultural Paraguayo Americano y Amigos del Arte. 2º Concurso Juvenil de Pintura. Paraguay.

Sus Gustos :
Un libro: “Demian” de Hermann Hesse
Un grupo de música: The Beatles, el favorito de mi papá.
Un disco: “Testimonio” del artista paraguayo Ismael Ledesma. 
Una canción: “L’hyme a l’amour” de Edith Piaf. Maravillosa canción de amor
Una película: “El Secretos de sus ojos” de Juan José Campanella. 
Una frase: “Los ángeles vienen vestidos de diferentes formas”, una frase que siempre utiliza mi mamá para referirse a aquellas personas que llegan a tu vida en el momento justo. 

Contacto: 
Facebook: facebook.com/adriana.villagra
Mail: realismo.simbolico@gmail.com
Web: www.adrianavillagra.com




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