Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...
Mostrando entradas con la etiqueta Abigail Huerta. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Abigail Huerta. Mostrar todas las entradas

domingo, 30 de diciembre de 2018

Dino Valls: "El ser humano siempre ha convivido con lo desconocido"


Dueño de una inquietante pintura atravesada por el estudio del cuerpo el artista -médico de profesión- se refiere aquí a las grandes paradojas que atraviesa su arte.  Se trata de uno de los más consagrados pintores de nuestro tiempo.

Por Abigail Huerta y Camila Reveco 

El pintor español Dino Valls (Zaragoza, 1959) es, sin duda, uno de los máximos exponentes de la figuración contemporánea y, a través de su arte, nos introduce a un dialogo revelador entre lo alegórico y lo poético.

Distanciado de las tendencias contemporáneas, muchas de ellas, pobres en oficio y carentes de imaginación, el español tiene una obra sólida –totalmente alejada de cualquier tipo de  improvisación-. Valls le presta atención tanto a la técnica, como al concepto y lo hace de forma precisa y minuciosa.

“Mi trabajo, mi atención y respeto por soportes y técnicas tradicionales, son sentidos por mí como un deber de honestidad deontológica”, explica.

En su caso, nos referimos a un concepto denso, insondablemente psíquico y a su vez intrigante: sus cuerpos están atravesados por la angustia y el dolor, conviven allí patologías físicas y mentales donde puede olerse una densa atmósfera que incomoda y a su vez interpela.

Al artista no le interesa, de ninguna forma, ser complaciente. Su trabajo es fuerte, intenso, agudo y está vivo, aunque nos haga agonizar  por las “zonas oscuras de (nuestra) mente”. Allí están sus cuadros para recordarnos nuestras propias miserias, nuestras más profundas contradicciones, y para ponernos delante los fantasmas que todos llevamos dentro.



sábado, 3 de noviembre de 2018

Carmen Valle Benavente: "El tiempo está en mi obra; somos memoria"



Ajena al viejo enfrentamiento entre abstracción y figuración, la artista trasandina intenta prescindir  de todo tipo de estructuras. Aquí nos explica su constante búsqueda por representar la espacialidad donde, según ella, transcurre y se manifiesta la existencia.  El suyo, es un estudio acerca del territorio y  de cómo opera en él la memoria colectiva.

Por Abigail Huerta
ahuerta@revistaophelia.com

“En mi trabajo hay imágenes de un tiempo pasado, las cuales se trasladan al presente de forma sutil, ocultas entre machas… es un símil a la historia de mi país siempre velada”. Lo explica Carmen Valle Benavente (Santiago de Chile, 1969) dueña de una obra plagada de colores densos, otras veces cálidos y brillantes, pero siempre de aplicación rápida y efusiva.
Su trabajo se desprende de la objetividad para ver más allá de lo evidente sin abandonar la figuración y con la idea de perseguir siempre el instante. “Busco nuevos caminos expresivos. Me interesa la búsqueda de un lenguaje y de materialidades propias”, dice con relación a  su pintura, porque Carmen además es fotógrafa y trabaja en la docencia.
Ella retrata ese cosmos, el de Chile, y observa de qué modo el territorio condiciona. Así, su obra plantea preguntas que exceden lo geográfico, para establecer interrelaciones entre la historia, la identidad, la memoria, el entorno, lo social y lo político.
Termina de estudiar arte en Concepción y decide dejar de  lado los aspectos formales que recibió por parte de la Academia para establecer lazos con su propia tradición familiar, vinculada desde hace tres generaciones a la fotografía (de abuelo y padre fotógrafos). Carmen recupera su propio pasado y lo traslada al presente para narrar ese devenir del espacio/tiempo donde se mueve el ser. “Disfruto de lo que realizo y lo hago con esfuerzo y trabajo constante”, expresa.


martes, 23 de octubre de 2018

Susana Salinas: "Ser mujer en el arte no es un camino sencillo"



Dueña de un dialogo artístico íntimo donde predomina la visión de lo interior y de la psique, la joven artista mexicana nos evidencia en  esta entrevista el carácter y la búsqueda de su trabajo pictórico; una verdadera oda a la femeneidad: “Me resultan muy atractivas e interesantes las contradicciones de mi yo femenino”, confiesa.

Por Abigail Huerta
ahuerta@revistaophelia.com


Zacatecas, situada justo en el corazón de México, es una ciudad de establecida referencia artística en el país Azteca, llamada cuna natural de artistas; y ha sido  hogar, academia y taller para  Susana Salinas quién, nacida en Querétaro en 1982 se traslada junto a su familia con sólo tres años a este lugar en el que vive y trabaja.
Los ocres, rojos y óxidos han llegado a ser en muchos casos una manifestación reiterada en la paleta de pintores y pintoras de la mencionada región; y Salinas no escapa a esta tendencia: “Mi paleta me elige por lo regular a mí, no hago más que traducir en colores lo que veo en la naturaleza, en mi cotidiano, una tierra colorada y un sin fin de azules que este cielo me permite experimentar”.

Nuestra pintora aborda las circunstancias de la femeneidad en una narrativa emocional de evidente gusto por la  fantasía; pasan a develar sus composiciones elementos figurativos como aves, mujeres y plantas, y también hay espacios de vacío y  objetos físicos de recurrente representación surrealista, tales como hilos, jaulas o ramas. Objetos que tienen una significación más allá del plano material, convirtiéndose su obra, en una verdadera metáfora donde conviven escenas de ensueño y reflexión, angustia e incluso temor.

Nos dice congeniar con el trabajo de realistas contemporáneos como el mexicano  Edgar Noe Mendoza (Durango, 1967)  y a su vez, con expresionistas de lo bello y lo perturbador como Mónica Cook (Georgia, 1974), entre otros. Susana Salinas es una pintora que asume sus influencias, explora a su vez un sello propio, y sabe asumir riesgos: “Creo que el arte está en un constante movimiento, me gusta ir de su mano, probar, arriesgarme…  volver a los espacios de confort y luego desbaratar de nueva cuenta”.
Se trata de una artista que está en constante movimiento y contacto con su entorno, una mujer inquieta e interpeladora de su realidad que mimetiza y recoge en su obra multiplicidad de técnicas; participa e incursiona en diferentes actividades decorativas y manuales sin dejar de ser creadora de las llamadas artes menores. Logra, en cada situación,  cederle otro carácter a su mundo expresándolo de manera subjetiva.
Mencionó la reconocida crítica de arte Avelina Lésper, con motivo de una muestra de la joven artista: “Esta exposición es un reflejo imposible y verdadero de la femineidad, reúne la metáfora en la que las mujeres habitamos, y es la visión sincera y rebelde de Susana la que le da vida”.  Y es cierto.


martes, 16 de octubre de 2018

Ricardo Celma: "Me gusta resignificar el realismo desde Argentina"



El artista se refiere aquí, a la necesidad de pintar y a la búsqueda de un dialogo directo con el espectador. Se detiene, también, en la comunión espiritual que se da en las artes plásticas. Con un sentido agudo acerca de la esencia de la creación, y sin dejar de lado una postura crítica respecto del escenario artístico, opina: “el arte argentino va a ser grande cuando seamos más auténticos y menos correctos para la mirada de las ferias de moda”.

Por Abigail Huerta 
ahuerta@revistaophelia.com

A partir de una compresión amplia, lúcida y firme del arte figurativo, el creador Ricardo Celma (Buenos Aires, 1975) nos narra en su obra realista,  desde lo avasallante del plano  material a los estadios más etéreos, con una fuerza que sólo le puede otorgar ser el poseedor de una  técnica virtuosa y por demás prolija.
Un conocimiento compacto, preciso, le da la facilidad de construir cualquier personaje o escenario; invoca el fuero poderoso de la naturaleza representándolo todo como en la vida misma. Clásico, y en ocasiones irreverente, en su trabajo confluyen  rasgos del romanticismo, roza lo barroco; allí hay belleza, religiosidad y misticismo; y a su vez, puede  increpar al espectador con elementos más contemporáneos, invitándolo a cuestionar esa misma realidad manifestada de manera ineludible.
Admira a clásicos de la talla de Antonio Berni (1905-1981) pero además mantiene interés por la pintura de contemporáneos como Odd Nerdrum (1944); él puede hacer gala de su esteticismo y de la pureza de sus composiciones para dialogar y comunicarse fielmente  con el espectador, conmoviendo esa conexión con lo natural y lo eterno.
Un pintor clásico y a su vez consciente de su tiempo, que evidencia a través de su obra ser un verdadero maestro de la contemporaneidad.

martes, 9 de octubre de 2018

Mar Aragón: "La acuarela me permite atrapar lo efímero"



La pintora española cuenta en esta entrevista detalles de su técnica en la acuarela. Una artista que invoca en su composición diversos elementos. Contemporánea, rompe con lo tradicional, logra un sello propio en formato y temas; con una paleta amplia y enérgica donde cambia con fluidez del negro a los policromos.

Por Abigail Huerta
ahuerta@revistaophelia.com

Dueña de una trayectoria copiosa que va desde la ilustración para cuentos infantiles hasta sus exposiciones en destacadas galerías de Europa; espontánea y efusiva, las composiciones de  Mar Aragón (Granada, 1971) comprenden espacios iluminados, figura humana y paisaje urbano: “Mi vida siempre ha estado ligada a luz y el carácter alegre de la Costa Granadina”.
De sus cuadros de grandes formatos, -que llegan a los dos metros de alto, como muy poca veces se ha hecho en ésta técnica-, emergen horizontes arbolados o quizás sólo horizontes, hasta lugares con multitudes, calles, tiempos detenidos y poderosos elementos naturales como el agua, que también se evidencian en su obra de forma marcada.
No sólo es novedoso el formato de sus obras: Mar,  una pintora activa y en pleno auge profesional, hace uso cabal de lo figurativo y en ocasiones se mimetiza con lo abstracto en una acuarela muy propia; invitándonos a ver desde una óptica dilatada del tiempo, donde los espacios revelados dan una sensación de inmensidad y sus personajes tienen parlamentos de nostalgia y ensueño.
¿Qué es lo más propio e importante que usted quiere compartir con su público a modo de legado artístico para futuras generaciones? –“A esas futuras generaciones les dejo mi vida entera, pero con un lenguaje complejo que tendrán que descifrar”, nos responde.