El artista argentino Guillermo Rigattieri se refirió a su obra escultórica, la técnica que emplea para el metal, y cómo la infancia, el cielo y la tierra se conectan en su universo creativo. Ulises, su hijo, es fuente inagotable de inspiración: "Es un permanente disparador de imágenes y emociones, es un gran motor", dice.
Por Camila Reveco
Periodista cultural con especialidad en artes plásticas
Periodista cultural con especialidad en artes plásticas
camilareveco.mza@gmail.com
Argentina
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El trabajo del escultor argentino Guillermo Rigattieri (Mendoza, San Rafael, 1976) no deja indiferente a nadie.
El mendocino, a través de su obra, expresa una cosmovisión realmente fascinante, nutrida de su afición por la literatura, el cine y especialmente la música.
Se mantiene fiel a su estilo trabajando un material fuerte, duro, inmediato y directo: metal; con uniones sumamente sólidas y prolijas que le permiten construir de forma poética “figuras aéreas y visualmente livianas”.
De impronta figurativa y seducido en su época de estudiante por el ámbito de taller de artistas como Eliana Molinelli y Roberto Rosas, lo que Guillermo Rigattieri pretende contar con cada trabajo son pequeñas historias y sale airoso del desafío. Demuestra virtuosismo técnico y logra una particular mímesis de vitalidad y oscuridad en las escenas que representa. El resultado jamás es inocente.
Su tendencia compositiva se liga a la infancia y a lo lúdico y se entremezcla con la monstruosidad y el miedo de una forma exótica dotando a cada obra de una particular y tensa calma; de una extrañeza inquietante, incluso amenazadora.
La riqueza espiritual del metal se manifiesta en piezas elegantes y austeras, en contraste con otras excesivas y dramáticas. La tensión y la armonía se yuxtaponen en un diálogo en donde reina el equilibrio, aspecto que Rigattieri trabaja con maestría, y que exalta la fuerza expresiva de todo su trabajo plástico.
Un artista que hace hablar al metal, otorgándole poesía y misticismo.
“Lo más gratificante de exponer en camada -dice el escultor-es poder ver los trabajos de grandes artistas”. Pero… ¿vive del arte un creador local?
“Para mostrar lo que uno hace, se puede encontrar un lugar acá… ahora, para vivir de lo que uno hace, se tienen que abarcar más posibilidades”, confiesa.
-La escultura tiene especificidades que resultan fascinantes al momento de expresarse. ¿Dónde radica la belleza del arte de esculpir?
-Para mí, en las tres dimensiones que convierten el objeto en algo real, en el comportamiento de la luz sobre las formas trabajadas y en la multiplicidad de ángulos en que puede ser observada. También en la posibilidad de que participe el sentido del tacto, me parece muy importante.
-Desde la Antigüedad se utiliza el metal para la realización de figuras y objetos. ¿Hay algún período de la historia que le cause especial admiración?
-Sí, justo el otro día estaba pensando en eso y el periodo que me causa admiración es éste en el que vivimos. Me sorprendo con la inventiva del hombre. Hoy uno puede tener a su disposición un gran número de herramientas que son de gran ayuda en el desempeño técnico; y la técnica, el oficio, la idea y el sentir, son para mí aspectos fundamentales.
Guillermo Rigattieri: La tensa calma del metal
-¿Por qué elige metal para trabajar? ¿Qué bondades tiene ese material?
-Es un material directo, al decir directo me refiero a que lo que voy haciendo va quedando. El metal es un material fuerte, no se quiebra, lo cual me permite mucha libertad en el momento de un desarrollo formal. Puedo sostener grandes volúmenes desde escasos puntos de apoyo. Me permite construir figuras aéreas, fuertes y visualmente livianas.
-¿Y cómo lo logra? ¿Martillado, fundición?
-Yo utilizo la soldadura eléctrica. Primero compro la chapa en plancha, la corto en una guillotina para metal, luego martillo sobre una superficie cóncava para dar el volumen, y finalmente sueldo. Todo el proceso de martillado se trabaja en frío, no es fundición.
-El uso del color no es común en la escultura, ¿cómo lo aplica?
-Utilizo el color no desde hace mucho y es siempre dependiendo de la temática de mis trabajos. Siempre me gustó el efecto que logra el tiempo y el uso en los juguetes, como se comienzan a despintar, a envejecer; tiene un carácter nostálgico para mí. Eso determina como aplico las pátinas, dependiendo de la escultura. Las patinas las hago con esmaltes sintéticos, cepillos de alambre, trapos y barnices.
-En su última muestra individual sus piezas tuvieron como protagonistas al cielo y la tierra. ¿De qué manera trabaja estos conceptos que tantas connotaciones religiosas, filosóficas e incluso literarias evocan?
-“El cielo y la tierra” es una serie de trabajos que tienen como idea principal el equilibrio, lo liviano, y lo aéreo. Para desarrollar esta idea tuve como protagonista a la infancia, un periodo de la vida que tiene muchas de las sensaciones que trato de representar. Las obras tienen connotaciones literarias, trato de hacer con cada escultura pequeñas narraciones.
-Sus piezas, ¿siempre han tenido referencias figurativas?
-Absolutamente.
-Hay cierto humor e inocencia en su obra, pero a su vez un tono dramático, incluso macabro, ¿no cree?
-Muchas veces utilizo la monstruosidad y el miedo para contrastar la inocencia de los personajes, pero no lo asocio a lo macabro. Lo macabro pienso que está más relacionado con la muerte y si bien mis esculturas tienen un tinte de oscuridad, siempre trato de acentuar aspectos como la vitalidad y el movimiento.
-¿Por qué cree que existe una atracción por lo macabro?
-Pienso que por el misterio y las preguntas que se generan al observar algo que está estrechamente relacionado con la muerte.
-Los niños que representa me resultan paradójicos: son dulces al estilo “Coraline”, góticos a lo Tim Burton y tienen elementos de ciencia ficción tipo “Alien”… ¿de qué película escaparon?
-Y... lo que me nombras tiene la estética que a mí siempre me ha interesado, así que es probable que se hayan escapado de esas películas y de muchas otras, como también de libros, cuentos, canciones y música.
-¿Cómo recuerda su infancia y cómo vive la infancia de su hijo? ¿Lo inspira al momento de trabajar?
-Tuve una infancia terriblemente feliz y la recuerdo con nostalgia, como algo demasiado fugaz. Hoy tengo la suerte de tener a Ulises, mi hijo de cuatro años, verlo crecer y jugar es un permanente disparador de imágenes y emociones, es un gran motor en mi imaginario.
-¿Cómo ve la escena escultórica de Mendoza? ¿La artista Eliana Molinelli representó un lugar especial en su formación?
-En Mendoza hay muchos artistas a los que admiro y he tenido la suerte de conocerlos y aprender de ellos. Muchos son mis amigos: Fernando Rosas, Gabriel Fernández y Julio Melto, por ejemplo. Y claro que sí, Eliana Molinelli y también Roberto Rosas me dieron el empujón fundamental en un momento justo de mi vida, porque conocer sus talleres me ayudó a que hoy yo sea escultor.
-¿Mendoza le da oportunidades al artista para poder vivir de su arte? ¿O tiene que buscar mercado en otras ciudades como Buenos Aires?
-Mendoza es un lugar en donde tomas el diario y siempre hay muchas muestras, recitales y obras de teatro. Veo que culturalmente se mueve y mucho. Creo que para mostrar lo que uno hace, se puede encontrar un lugar acá… Ahora, para vivir de lo que uno hace, se tienen que abarcar más posibilidades. Hoy gracias a internet se puede mostrar tu trabajo al mundo, y así abrís muchas más opciones.
-¿Qué lugar cree que ocupa la destreza y el talento? ¿Se hereda o se adquiere?
-Si bien hay talentos innatos, personas que tienen facilidad para tal o cual disciplina, pienso que la mayoría podemos desarrollarla con trabajo y compromiso.
Sobre el artista:
Guillermo Rigattieri nació en San Rafael el 18 de agosto de 1976. Vive en la ciudad de Mendoza. Estudió arte en la Universidad Nacional de Cuyo durante cuatro años.
Su trabajo puede verse en su cuenta de Facebook: www.facebook.com/GuillermoRigattieriEsculturas y a través de su página web:www.esculturasenmetal.com.ar
Reconocimientos:
Primer Premio de Escultura Salón Vendimia, entre otros.
Sus gustos:
Un libro: “Veinte mil leguas de viaje submarino” de Julio Verne
Un grupo de música: Chocogüon
Una canción: “Contra el viento” de Chocogüon, banda mendocina.
Una película: “Donnie Darko” (Richard Kelly, Estados Unidos, 2001)
Un hobby: “Le dedico tanto tiempo que ya no sé si es un hobby…la música, toco el bajo”
La entrevista se publicó en Diario Los Andes (Mendoza-Argentina)
Muy buena la entrevista y la selección de esculturas..
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