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miércoles, 19 de abril de 2017

Una vida vivida

Pintura de Javier Arizabalo García

Es común ver cómo en las obras de arte se exalta la belleza y la vitalidad propia de la juventud pero ¿qué lugar han ocupado las personas mayores en la pintura? ¿Cómo se expresa el paso del tiempo sobre el cuerpo?



Por Camila Reveco
para Art Galaxie de Portugal
desde Argentina


El argumento de algunos pintores contemporáneos que, alejados del cuerpo firme y juvenil que se impone desde los medios y la publicidad, deciden representar la vejez por aspectos formales es totalmente válido. Las arrugas, las manchas, la flacidez y toda esa sumatoria de “imperfecciones” resultan un desafío monumental para un pintor realista (ni hablar para un hiperrealista) que ansía lograr un sello distintivo, una pintura más personal, porque la piel de la gente joven comparte más características comunes que la piel de los adultos mayores. 



Pintura de Javier Arizabalo García

Dejando de lado la elección de pintar de acuerdo a las cualidades de la piel y los retos que esa elección racional y analítica suponga para cualquier artista minucioso, cabe preguntarse: ¿se representa a la vejez como una celebración de la aventura humana o se la asocia a la muerte y la decrepitud física, con una carga de nostalgia, pérdida y añoranza? 
La historia de la pintura nos muestra todas las posibilidades: la vejez con una valoración positiva pero también nos da ejemplos de escenas kafkianas en donde los viejos agonizan de dolor, mendigan, vagabundean, dan lástima…. 

Vincent Van Gogh
Alberto Durero. Dibujo de su madre 

¿De qué forma los artistas occidentales pintan a sus ancianos cuando la vejez no ocupa ningún lugar de privilegio en nuestra cultura? ¿Existe una expresión artística o estética del envejecimiento en esta parte del mundo que nos permita vincular la vejez a la belleza?
La manera en la que los artistas pintan y expresan sus sentimientos e ideas siempre está condicionada por la cultura de la que forman parte.
Es común que en algún momento de su carrera, un pintor joven decida retratar a sus padres. Lo hicieron Picasso, Frida Kahlo, Van Gogh o Rembrandt, entre muchos otros. 

 Pintura de Alejandro Rosemberg

 Pintura de Alejandro Rosemberg

En ese momento el artista intenta escarbar en lo más sensible de la vejez, volcando su mirada en la tela y mientras intenta dominar su oficio, imagina la impronta que supone el paso del tiempo.
Hay una conciencia plena de que una vez terminado el retrato del padre o la madre, esa imagen - con identidad ontológica - quedará eternizada, rompiendo todas las leyes biológicas. Hay en ese acto de creación, voluntad para sumergirse en lo que significa esto de acumular años con una actitud contemplativa e incluso espiritual. Hay allí un homenaje a la experiencia que supone el envejecimiento en el mundo.
Toda pintura da testimonio de un ámbito trascendente al devenir temporal, revela una legalidad que no pertenece a los intereses de este mundo…
El pintor tiene ese poder también: el de adiestrar y domesticar el tiempo, el de convertir lo viejo en belleza fresca y sin tiempo.

 Pintura de Javier Arizabalo García

Pintura de Javier Arizabalo García

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