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viernes, 15 de abril de 2016

Daniel Kaplan y sus flores nocturnas


El pintor argentino Daniel Kaplan se refiere al trabajo pictórico que integra su muestra individual "Flores Nocturnas" centrada en la temática del tango y las milongas. 

Por Camila Reveco
Periodista cultural especializada en artes plásticas
camilareveco.mza@gmail.com 
Argentina



En el Día Mundial del Arte, fecha que se instituyo en homenaje a Leonardo Da Vinci, publicamos la entrevista con el pintor contemporáneo argentino Daniel Kaplan cuya obra centrada en el mundo tanguero y la magia de las milongas porteñas.
Kaplan nació en Buenos Aires, vivió en República Dominicana y se radicó en la ciudad de Mar del Plata hace quince años. Dice ser un artista "solitario" que recorrió a lo largo de su proceso creativo distintas temáticas: desde ciudades destruidas, pasando por galpones abandonados, paisajes de playas y garages con automóviles antiguos, serie importante en su vida porque ahí se dio cuenta que podía verdaderamente "contar algo".
Se ligó al tango de curioso, como un voyeur, y parece ser que llegó a ese mundo para quedarse.
"No creo realmente que haya muy buen arte referido al tango. Más bien siento que hay una asignatura pendiente que de alguna manera es lo que me motivó a ir hacia el tango. Todo lo que he visto pintado mayormente aborda el tango desde un estereotipo antiguo que no corresponde con la realidad", opina y agrega: "Lo que yo quiero es retratar un mundo vivo, que se da en la noche porteña, en las milongas… como un ámbito de encuentro, como si se tratase de un ritual".
Atraído por el erotismo que caracteriza a esta danza, la sensualidad de las bailarinas, la bohemia que se respira en la noche de Buenos Aires, Daniel Kaplan representa con maestría un universo tan particular como denso otorgándole una mirada contemporánea al ambiente milonguero.
El pintor destaca la influencia que recibió por parte de artistas argentinos de la talla de Guillermo Roux y Juan Carlos Distéfano, sus máximos maestros a quienes admira profundamente. También le otorga un lugar importante a su amigo y colega, el contemporáneo Mariano Sapia y confiesa además, que aprende todos los días cosas nuevas de su gata: "Observándola a ella… en su estado de relajación permanente, en su estado de curiosidad, me parece que se renueva la motivación por la vida misma en cada momento y eso para mí es muy importante".
La colección de Daniel Kaplan se muestra como un conjunto coherente y maduro de pinturas expresivas y vibrantes. Sus variadas etapas hablan de un artista dueño de una obra rica, heterogénea, imprevisible, de incesante fluidez e imaginación.




“Flores que rompen en la oscuridad, flores de guiños de complicidad, flores silbando suicidios, flores de aroma fatal (…) Brotan, rebotan, explotan”, Silvio Rodríguez.


-¿De qué se trata la exposición “Flores Nocturnas”?
-Está centrada en la temática tango. Hay un par de cuadros que van más hacia el lado del erotismo, pero realmente está todo pensado alrededor del tango. Hay dos formatos básicamente en óleos de tamaño mediano y de gran tamaño. Hay cuatro pinturas grandes. La mayor de 3 metros de largo, dos de 2.40 y otra de 1.80. El resto son obras medianas. Después hay una serie importante de acuarela. Más de allá de lo que voy a exponer ahora, paralelamente estoy desarrollando toda una temática erótica que por el momento decidí no mostrarla, me la guardo para mí. "Flores nocturnas" es sólo un título, no habla específicamente de la obras. Tiene que ver, a mi entender, con esa gente que florece, que emana su perfume y su seducción durante la noche en las pistas de baile; el momento en el que están más vivas. También me inspiró una canción de Silvio Rodríguez que se llama de esa manera.




-¿Qué aspectos te parecen fundamentales para montar una buena exposición? 
- Primero que el espacio tenga buena paredes, que haya buena iluminación y fundamentalmente que las obras no estén muy cerca unas de otras. Que no haya demasiada cantidad de obras. Soy partidario de que menos cantidad de obras -pero con mucho espacio alrededor- es mejor para que el espectador pueda conectar con la pintura sin la influencia de otra que esté muy cerca. Creo que una obra para ser bien apreciada necesita una buena iluminación y mucho espacio vacío alrededor. También pienso que si uno va a montar una exposición de alrededor de veinte pinturas, que es el número promedio que manejan las galerías, necesito tener al menos treinta o treinta y cinco obras para seleccionar el grupo que va a ir y fundamentalmente que tengan coherencia entre sí; que transmitan una idea clara. Hay obras que tengo conmigo y las guardo para mí, que me gustan mucho... pero quizás no encajan con el contexto de una exposición en particular y prefiero que queden afuera.




-¿Cómo vivís esa magia que se genera cuando el espectador se encuentra con tu trabajo? 

- Pienso mucho en el espectador, o mejor dicho a quién va dedicada una obra cuando estoy trabajando en ella. Me parece fundamental que uno piense a quien va dedicada. Pero así como pienso mucho en eso, cuando llega el momento de exponer... lo suelto. Ya está, mi parte del trabajo ya está al hacer la obra. Me interesa, me da curiosidad por saber lo que le va a pasar al espectador pero no siempre tengo la oportunidad de encontrármelo. Generalmente estoy muy poco tiempo en las muestras y salvo el día de la inauguración es bastante poco el feedback que se da en una galería. Cuando hice muestras en algún museo o en centros culturales sentí que el tráfico de público era mucho mayor y siempre había un cuaderno de notas donde uno podía enterarse un poco más de lo que pasaba. Pero básicamente vivo el trabajo del artista de una manera bastante solitaria. No es tanto el feedback que tiene el pintor con su obra como podría tener un artista performático. Y lo digo con un poco de tristeza, de melancolía porque es algo que estaría buenísimo que pase y que muchas veces excede mi capacidad. El público que transita por las galerías de arte es relativamente limitado. No llega a ser algo popular... que sería lo más lindo. Creo que hoy ese lugar lo pueden suplir las redes sociales y en ese sentido me parece que hay nuevas posibilidades que todavía no tengo demasiado incorporadas pero que sin duda hacen que la capacidad de difusión y de comunicación con el público sea mayor. Si se da mucho el feedback durante el proceso creativo de la obra... cuando estoy trabajando en el taller con algunas personas cercanas que me rodean, que comparten conmigo ocasionalmente algunas charlas. Generalmente me gusta la opinión no tan erudita sino más bien de la gente que habla desde un lugar de sentido común, desde sus impresiones. Eso muchas veces me confirma lo que estoy haciendo o me abre otra mirada y está bueno que eso pase.


Nace un pintor, todos los días sale el sol... 

-¿Cuál ha sido tu formación y quienes han sido tus máximos referentes?

-Me formé en la Escuela Prilidiano Pueyrredón y egresé de ahí cinco años después. También estudié en la Escuela Superior de Bellas Artes Ernesto De la Cárcova… entre en el año 1985, momento en que volvió la Democracia y hubo toda una renovación. Se convocó a un grupo de artistas muy prestigiosos que cambiaron completamente la enseñanza. Allí conocí a los que fueron mis maestros más significativos: Guillermo Roux (Buenos Aires, 1929) de quien aprendí dibujo y pintura y Juan Carlos Distéfano (Buenos Aires, 1933) con quien aprendí dibujo y escultura, pero sobre todo una cantidad de conceptos y apreciaciones que fueron la base de mi formación artística y de lo que luego fui elaborando personalmente. Considero, sobre todo a Distéfano mi maestro, porque creo que es un ejemplo de ética como artista. Y su forma de trabajar, su formación, siempre me han inspirado y me han servido de referente. Roux es un dibujante excepcional y un colorista excepcional. Tiene un sentido óptico increíble y su dominio de la acuarela y las complejidades de color que logra siempre me resultaron inspiradoras y fascinantes. El caso de Distéfano es distinto, es un artista muy formal y al mismo tiempo muy visceral. Hemos mantenido charlas a lo largo de la vida y su ejemplo como artista abocado completamente a su obra, de una manera muy silenciosa, son un modelo de artista que ya no existe prácticamente. También existiría para mí otra categoría que no son maestros pero si personas que en algún momento se cruzaron por mi vida y de alguna manera fueron maestros-amigos o aliados y también han sido tanto o más influyentes. Uno de ellos fue el escultor Norberto Gómez (Buenos Aires, 1941). De él aprendí que todo lo que había aprendido tenía que transformarlo en otra cosa; que tenía que independizarme y buscar de una forma muy independiente mi camino. De él aprendí que el camino surge de una propia necesidad. 


-¿Qué connotación adquiere para vos la palabra “maestro”? 

-Se me viene aquella frase de cuando aparece el alumno aparece el maestro. Creo que "maestro" pasa a ser todo aquel que te está enseñando algo que vos estás necesitando ver en ese momento puntual. Puede enseñarte aspectos sobre el oficio del pintor, pero también puede ayudarte a que se despierte algo dentro tuyo... que detone algo que está dando vueltas. También para mí en el presente, en mi vida, consideraría a mi gata mi maestra porque de ella aprendo cada día el estado de estar presente. A pesar de estar ensimismado en mi trabajo también hay un paso del tiempo que no lo debemos olvidar y observándola a ella… en su estado de relajación permanente, en su estado de curiosidad, me parece que se renueva la motivación por la vida misma en cada momento y eso para mí es muy importante. 

-¿Supiste en algún momento que serías pintor?

-Siempre lo sentí como un deseo y un anhelo muy fuerte. Pero también sembrado -especialmente en los comienzos- con dudas. Hubo un desarrollo paulatino que se fue confirmando con el trabajo, con las obras que fui haciendo y en los momentos donde encontré algo donde me sentí identificado. 


La máquina de pintar de Kaplan



-¿Qué temáticas has recorrido a lo largo de tu carrera?

-La primer serie habrán sido la serie de las ciudades destruidas, luego los galpones abandonados… pero realmente mi camino empieza cuando descubro, al venir a vivir a Mar del Plata, en un estado de mayor tranquilidad el deleite de pintar paisajes de las playas, de una manera que yo pensé que era convencional y al ver los resultados resultaron muy personales. Esa fue mi primera sorpresa. Luego vinieron los garajes donde mi padre juntaba automóviles antiguos y esa fue una serie muy importante para la cual trabajé varios años. Creo que ese fue un momento muy importante; cuando empecé a pintar los garajes me dí cuenta que había encontrado “algo”. 




- Viviste en República Dominicana ¿cómo fue esa experiencia? 

-Sí, años después me fui a vivir a República Dominicana y me instalé en una comunidad de campesinos en la montaña, en un lugar donde no había corriente eléctrica ni teléfonos. Pintaba con luz natural retratos de niños campesinos… y realmente ahí me sentí pintor. Sentí que no lo cambiaba por nada en el mundo a ese momento porque era algo que me llenaba de plenitud. Fue un momento muy hermoso…. Repito: ahí realmente me sentí pintor.




“El tango… ese sentimiento triste que se baila” (Enrique Santos Discépolo)

-¿Y cómo llegaste al tango?

-Un par de años después vino el tango y también fue otro momento de renovación donde sentí que había un potencial enorme, como un mundo por cubrir y trasladar a la pintura. Ese fue un momento muy importante y en el que sigo transitando hasta el día de hoy. 

-¿Por qué crees que el tango suele ser una temática recurrente entre los artistas?

-No creo realmente que haya muy buen arte referido al tango. Más bien siento que hay una asignatura pendiente que de alguna manera es lo que me motivó a ir hacia el tango. Todo lo que he visto pintado mayormente aborda el tango desde un estereotipo antiguo que no corresponde con la realidad. La típica esquina con el farol y el vestuario con todas esas cosas. No tiene ningún interés para mí todo eso. Lo que yo quiero es retratar un mundo vivo, que se da en la noche porteña, en las milongas… como un ámbito de encuentro, como si tratase de un ritual. Eso me llevó a meterme en el mundo del tango y a ir revelando un poco los personajes. Porque hay muchos personajes y muchas energías que están interactuando en el momento de la milonga que es el espacio físico en donde se encuentra gente a bailar tango. Encontré pocos referentes de artistas que hagan buenas cosas referidas al tango. Hace poco encontré una pintura hermosa en internet y dije: “al fin! Alguien que pinta el tango de una manera distinta y que esta increíble”. Cuando investigué, era el cuadro de un holandés de 1930, Kees van Dongen… Ah bueno!… un pintor al que yo admiro muchísimo… me sorprendió encontrarme con ese cuadro. Otro artista que enfoca el tema de una manera super interesante es mi amigo, el colega, Mariano Sapia (Buenos Aires, 1964) pero sus escenas son más de un realismo mágico y de lo que pasa en el conurbano, con los marginados, el arrabal, una escena de tango que podría ser una cumbia o cualquier otra cosa que se da en los barrios bajos. 


-¿Qué es lo que te atrae particularmente del tango y de las milongas?

-Mi enfoque del tango tiene que ver con retratar la vida nocturna de las milongas y tiene que ver con el erotismo de una manera más directa… el erotismo que se desprende de la propia escena del tango. Me atrae esa interacción, el erotismo que se desprende de los bailarines y especialmente de las bailarinas, como aquello del perfume de mujer ¿no? El hombre ese el que está conduciendo la danza de una manera pero no por eso el tango es machista. No al menos en la actualidad. La mujer es la que está emanando la sensualidad y el erotismo… que es lo que hace al tango tan atractivo porque eso es lo que cautiva. Lo otro que también cautiva es la proximidad que implica el abrazo cerrado y esa intimidad que se genera entre dos personas que están bailando con códigos de aceptación que hacen que todo aquello sea válido. Es una danza como cualquier otra que tiene un código de entendimiento. Dos personas pueden compartir un momento de intimidad bajos reglas preestablecidas que lo validan. Para llegar a entender esos códigos, los movimientos de la danza, las pausas, los silencios, la rítmica, el espectador, lo que observan, la sensualidad de las bailarinas, todo eso es un mundo en el que te vas interiorizando. Además está el fenómeno lumínico y espacial que en cada salón, cada espacio es distinto. 

-Da la impresión que sos un espectador que mira desde lejos a los bailarines… como un voyeur

-Aclarando que veo el voyeur como un espectador, como aquel que está observando comportamientos, que está viendo el mundo que lo rodea… sí porque mi punto de vista es el del espectador, sin duda. De hecho en muchos de mis cuadros aparece el espectador en primer plano de espaldas y en la oscuridad para luego dar al plano de la escena de baile. Pinto mucho aquello de los espectadores porque me parecen parte de la escena. Al ubicarme yo detrás del espectador viéndolo de espalda crea una complicidad con el espectador del cuadro que también porque también pasa a serlo. Me genera muchas cosas el término voyeur. Esta bueno también… podría por positivo o negativo. De hecho hay una marca de perfume muy famosa que tiene al seductor, la emperatriz y el voyeur ¿no? Es un personaje validado, y también en la cultura pictórica, porque si pensamos en pintores como Edgar Degas (Francia, 1834-1917), Balthus (Balthasar Kłossowski de Rola, Francia, 1908-2001), o Edward Hopper (Estados Unidos, 1882-1967), tienen un punto de vista que tiene que ver con el estar observando un mundo que lo compartís con otros espectadores. Creo que todos quieren acceder a observar otros mundos que quizás le son prohibidos o lejanos… En ese sentido la fotografía y la pintura funcionarían como una especie de ventana hacia un mundo velado. Mucha gente quiere observa el erotismo, espiar y espiar sin ser vistos por supuesto, desde un lugar de “no peligro”. El que espía está involucrado con la escena, la enriquece, la hace más intensa. Tiene riesgos también, se tiene que trasladar, mover… Esta el observador del cuadro que vive todo eso sin correr ningún riesgo. Por otro lado está el tema del erotismo que necesita de la mirada del otro para completarse. Todos quieren ser mirados, quieren ser retratados. Todos quieren ser vistos… es una manera de decir “aquí estoy”, “existo”. Y la mirada del otro está validando ese lugar. 


-¿Te consideras un pintor de la bohemia porteña?

-No (risas). No me gusta tampoco mucho los títulos. Ya con lo del tango… tengo bastantes. Estoy acotado a todo lo que genera el mundo del tango, puede ser diurno, nocturno pero no es toda la bohemia. Más bien soy un tipo bastante ermitaño, concentrado en lo que más anhelo que es dedicarme al arte y a recorrer mi propia búsqueda. Mi bohemia tiene más que ver con mi libertad; con llevar la vida que llevo y defenderla desde mi lugar. La verdad es no me llaman mucho los excesos ni trasnochar más de lo necesario. Solamente es el precio que pago por algunas noches de milonga pero no me llama la atención la bohemia, ni el alcohol, ni otra cantidad de cosas. Prefiero preservarme. Si un par de noches de bohemia cada tanto… que es una manera de… que se yo… de renovarse también ¿no? Sí, eso. Pero podría haber muchas bohemias como las de las discotecas o de otros ritmos latinos, todo eso la verdad es que se me hace completamente ajeno. 

Sobre el pintor:



Nombre: Daniel Fabián Kaplan 

Fecha de nacimiento: “5 de febrero de 1810” 

Lugar de nacimiento: “Soy de Buenos Aires y estoy radicado en Mar del Plata desde hace 15 años”

Estudios Formales: Escuela Nacional de Bellas Artes Prilidiano Pueyrredón. Egresado de Profesor Nacional de dibujo y escultura/ Escuela superior de Bellas Artes Ernesto de la Carcova. Taller de escultura. Taller de dibujo con Juan Carlos Distéfano. Taller de pintura y dibujo con Guillermo Roux.



Sus gustos: 

Un libro: “Al sur de la frontera, al oeste del sol” de Murakami y “La casa de las bellas durmientes” de Kawabata

Un grupo de música o un solista: Keith Jarrett 

Un disco: “Artaud” 

Una canción: Lascia ch'io pianga - Rinaldo (1711) de Georg Friedrich Händel.

Una película: “El sacrificio” de Andrei Tarcovsky y “El viaje de Chihiro” de Hazao Miyazake 

Un hobby: “Más que un hobby: aguahara, terapias acuáticas, Chi Kung y escuchar música mientras pinto”. 


Contacto: 

Facebook: www.facebook.com/daniel.kaplan.7505

Fanpage: https://www.facebook.com/Daniel-Kaplan-1098316866851387/?fref=ts

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La ficha:

Expone: Daniel Kaplan

Lugar: Colección Alver de Zurbarán

Dirección: Av. Alvear 1658 - Buenos Aires, Argentina

Inauguración: lunes 18 de abril de 2016 a las 19
Agradecimiento especial a Javier Zenteno de Galerías Zurbarán

2 comentarios: