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domingo, 29 de julio de 2018

Gonzalo Espinosa Menéndez: "Trato de componer como un músico"

 Su  lenguaje es la abstracción y su búsqueda radica en la expresión de la experiencia espiritual, concretamente, en esa confluencia dada entre la pintura y la música. En sus cuadros está la transcripción visual del ritmo. Aquí, la entrevista con el artista chileno, Gonzalo Espinosa Menéndez; un pintor de paisajes abstractos.

Por Lic. Camila Reveco
creveco@revistaphelia.com

Pintura gestual, pintura que  suena


La influencia de la música con la obra de artistas plásticos es un fenómeno conocido y está probado. Esa conexión, tan sólida como mágica, basta confirmarla  viendo la obra de Wassili Kandinski, Kasimir Malevich, Paul Klee, Hans Arp o Sophie Taeuber. Abstraerse dejando de lado la reproducción fiel, seguramente libera hacia cierta “musicalidad”. El arte abstracto de calidad tiene, en este sentido, una ventaja sobre el figurativo, porque, no se obsesiona en la descripción de lo reconocible. No le interesa ese terreno que, como sucede en algunos casos, puede llegar a alejar al público de una experiencia estética contundente por ese afán del artista en perseguir una pretendida perfección en el modelo representado. Igualmente, no creo que exista un dilema entre ambos lenguajes; y si existe, debe superarse.


“Considero que el artista de poco talento cae siempre en los excesos de la pretendida ejecución (…)
Una mayor agilidad de pincel no hace más que estorbar la obra creativa”.
Paul Gauguin (1848-1903)

“La mancha me guía”

“Trato de componer como un músico y aunque el léxico técnico es parecido, ellos trabajan con abstracción real. Transcribir en la tela, la música que escucho durante el acto de pintar, es un ejercicio que trato de resolver: el punto como beat- tambor, la línea como violín… aunque provengo del rock y blues”, comenta nuestro entrevistado.

Los paisajes del artista chileno Gonzalo Espinosa Menéndez incorporan, en parte, esa embriagadora abstracción que tiene la música; a su vez el pintor, no deja de lado la preocupación por lo bello -por eso su pintura es “bonita”-. La suya, es una obra que aporta una visión acerca del entorno -un entorno armónico-, con expresivos colores y formas que se pueden encontrar en el seno del tejido musical. Hay en sus cuadros testimonio de su dominio técnico y hay, en cada exploración,  soluciones de alta calidad

El pintor usa el pincel, el acrílico, el lienzo, la espátula; intuye tonos, valores, intensidad, saturación; crea espacios, formas, trazos, armonía; en fin, genera ritmo, musicalidad… Su composición es a veces improvisada o despreocupada, pero, más allá de ese libre albedrío que pareciera  realmente disfrutar, hay espacio para un estilo más estabilizado o estructurado que el artista no descuida -aunque en esencia su arte esté emocionalmente cargado de expresión directa y de eclosión creativa-.

Su obra evidencia  una particular energía que lo vincula con nuestra época y sobre todo, con el paisaje de Chile.  Gonzalo se refugia en el “hacer” sin control. Hay en su trabajo exaltación del azar y de la improvisación. Él rechaza la construcción premeditada, -ya ni siquiera utiliza bocetos-, y le interesa indagar en la expresividad de la materia, pero también en la aleatoriedad del gesto -en la “manera” de pintar-.

Si bien todas las manifestaciones artísticas siempre han sido susceptibles de múltiples interpretaciones, la obra de Gonzalo Espinosa Menéndez es particularmente polisémica.  Y en esa ambigüedad, tan seductora para los seres humanos, radica parte de su encanto.



-¿Cómo llegas al arte? ¿Tuviste maestros que te marcaran especialmente?

-En casa había interés en bellas artes, habían libros de arte y anatomía, entre otros, de ahí el link, pensamiento-mano. Siendo estudiante, tuve pares y maestros que me influenciaron en la manera de solucionar y componer, como el informalista Pedro Bernal o el retornado Hugo Jorquera.

-¿Cómo es tu relación con la pintura, cómo dialogas con ella?

-La pintura es un aprendizaje, está en movimiento y estoy en eso, para poder resolver el discurso abstracto que me interesa. Es un piquero al mar. Voy experimentando en la medida de lo que se va suscitando. Pintar en mi taller es distinto que trabajar in situ, pero en los dos trato de propiciar un estado de meditación partiendo de cero, del vacío. Ahora último, a menos que sea una obra a pedido con un tema radical, no trabajo con boceto, ni referencia previa, la mancha me guía y los accidentes en el oficio también son parte importante del objetivo, confío en el discurso que se aloja en los sustratos profundos. Sin recetas, pero abiertas esas puertas perceptuales.

-¿Cómo fue tu camino para llegar a la abstracción? ¿fue necesario, antes, aprender a dibujar y pintar de forma figurativa?

-Abordar la figuración es una herramienta y como tal, ayuda a la realización de la búsqueda pretendida por el artista, a través del uso de secuencialidad y sentido de la estructura, ayuda a conformar un apresto en el pensamiento que propicia una sinapsis transversal a la requerida para vincularse con el medio,  por ejemplo: al transcribir un modelo desde la tridimensión a la bidimensión, accedes también al modo abstracto, entonces es un ejercicio completo e inexcusable en el oficio de artista y obligatorio en la educación temprana, además.


-¿Qué momentos de la historia del arte te impactaron especialmente siendo estudiante?

-Fue cuando vi un Tiziano, en el Museo del Prado, con sus modelos de la escuela veneciana, me fijé que en los terceros planos de esa obra, había un paisaje de brocha segura, de un expresionismo y gesto contemporáneo, totalmente abstracto.  Un poco más allá, estaban los monstruos de Goya y reconocí el trabajo con trapo y muñeca, en vez de pincel. Arrebatos expresionistas conferidos por humanos de hace 500 años, entonces reflexioné que todas las historias, una historia, todas las expresiones en la historia del arte, vienen de la misma pulsión de búsqueda, todas me impactaron siempre.

-¿Qué pintores clásicos recuerdas que te hayan interesado?

-Sí, están todos los clásicos y taquilleros que forman parte del silabario universal. Pero como experiencia, alguna vez, reproduje autores tradicionales chilenos como Arturo Gordon, Juan Fco. González, Pacheco Altamirano y otros.  Quedé fascinado al observar la gama de colores quebrados, grises o saturados, articulados en la paleta, prestos a dialogar con el autor original.




-¿Conviven de alguna forma con el Gonzalo de hoy, o ahora los ves de otra forma?

-Creo que copiar a maestros, fue mi mejor aprendizaje desde la técnica y reservo esas referencias, de modo soterrado, en mi pintura de hoy, no obstante, pretender explorar caminos propios. En alguna etapa de ser artista, todo es técnica, ya después, puedes franquiciar hacia la experimentación más informal.

-Esta pintura; la vi y recordé a Turner ¿reconoces influencias?

-Por supuesto. Turner, deja en sus atmósferas, datos bastante figurativos que propician la lectura de su pintura. A veces, también restrinjo mi paleta, para enfatizar “silenciando” de color, un motivo cualquiera, abordando el less is more….  Son recursos, hoy en día comunes y que se aplican, en el transcurso del aprendizaje continuo de interpretar la realidad y transcribirla al soporte, en mi caso: el paisaje, con un porcentaje alto de abstracción.


-Fundamental en tu obra la espontaneidad, la expresividad… pero también debe haber un “desarrollo” ¿Cómo planificas tu pintura?

-Participo bastante en concursos de arte in situ que se desarrollan en uno, un par o una semana, en los cuáles debes realizar una pintura temática. Últimamente, no llevo nada preparado, ni boceto. Tengo tanto sedimento sustratado y abisal de imágenes en mi cabeza que prefiero que aparezcan en estados de concentración, así no es una sino varias aleatorias que vienen a ayudar en la resolución del problema pictórico.

-¿De qué forma se mide el color, hasta qué punto es suficiente?

-El color es también una herramienta para elaborar un discurso, para enunciar la información que quieras entregar, porque todo se trata de comunicación. No es lo mismo una obra en la cual preponderen los rojos que en otra que predominen azules que tienen que ver más bien con espiritualidad o compromiso afectivo… También puedes trabajar con grises y la activación sensorial en el espectador tendrá una distinta Einfühlung.




-Hay obras en las que es evidente el “fantasma de la figuración”. Hay figuras, el tema es ¿de qué tipo? ¿Te haces preguntas acerca de lo que implica la representación, la no-representación?

-Creo que en toda manifestación artística hay un relato de re-presentación, sea figurativa o abstracta, y no puede suceder una no-representación.

-Si bien en tu pintura hay mucha materia existe a su vez una sensación de ingravidez… Hay algo que se eleva, o  flota ¿lo ves así?

-Sí, conjugar con espátula y senda materia, la sutileza de un pincel y su velado recorrido. Esa dualidad, homeostasis, ying yang, es la constante. En ésta etapa estoy, pero creo que vendrán muchas otras y distintas, ojalá…

-¿Serías un pintor de paisajes abstractos o un pintor de atmósferas?

-Paisaje abstracto, implica provenir de una idea que sedujo al autor, por ejemplo sobre la conformación de nimbos estelares o la representación de una burbuja de transcripción de ADN o las dos combinadas, macro y micro. El ser humano está conectado con todo eso, por consiguiente, el espectador inquieto interpreta la pintura abstracta. Puede que el señor de la esquina que vende diarios, el estudiante o el párvulo que tal vez le interese más el proceso de chorrear, manchar e improntar, tengan distintas elucidaciones de lo que ven y eso está totalmente correcto. Polisemia es lo que busco, quizá eso es lo más cercano a la pintura pura.  Lo de “pintor de atmósferas”…Tú puedes pintar una pared de un tono determinado y yá, tienes una atmósfera en el habitáculo. Habría que revisar qué tiene Max Lüscher, para contarnos de los significados psicológicos de los colores, un test muy asertivo que lo usan empresas muy importantes para elegir a sus empleados. Parece que tenemos una paleta emocional común.

-¿Se puede percibir la vida de forma abstracta?

-Tiene que ser así. Lo otro sería un trastorno. La idea que uno tiene del entorno, la idea que uno tiene de las personas, al fin y al cabo son eso: abstracciones. Si no te puedes ir a la chuña, interpretando todo tan realistamente….jaja


-¿Hubo un momento que dieron por muerta la pintura… ¿la pintura abstracta tendrá fecha de caducidad?

-¿Tú me preguntas sobre la pintura de museo? ¿Galería?  No sé… la pintura abstracta no tiene obsolescencia porque proviene de la infancia temprana, lo he visto; donde lo que importa es la sensorialidad y el acto de pintar es puro, donde quisiéramos devolvernos muchos creadores.

-Por último ¿Qué crees que puede aportar la pintura en el siglo XXI?

-Lo mismo que ha estado aportando en el transcurso y desde antes que la humanidad fuera tal: cuando en el ritual de la caverna el mono pintó con sangre al animal que quería atrapar la próxima vez.

GONZALO ESPINOSA MENÉNDEZ / BÁSICO

(Santiago de Chile, 1967). Estudió la Licenciatura en Educación y Pedagogía en artes visuales por la Universidad Metropolitana de Ciencias de la Educación de Santiago de Chile. Ha expuesto en España, Panamá, Argentina, Chile y sus obras se encuentran en colecciones privadas en Estados Unidos, España e Italia. Primer premio: “Arte y cerveza”, Kunstmann 2018; “Arte y cerveza”, Kunstmann 2017; VII Concurso Nacional Claudio Arrau – Chillán 2016; entre muchos otros.


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