Un tranquilo realismo con un toque surrealista. Así podríamos definir la obra del chileno quien consigue recrear la estética de las primeras décadas del siglo pasado, aunque agregando elementos realmente peculiares. Su inspiración nace de las viejas fotografías tomadas en los años veinte, plasmando su creatividad y percepción sobre estas imágenes hasta que toman su propio estilo. Cuando, finalmente, el artista comienza a pintar la obra original, crea su propia firma con cada una de sus pinceladas, dando vida a estos protagonistas que se nos muestran como partícipes y observadores inmersos en sorprendentes escenarios.
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