La artista española Esther Gomez Urdiales está especializada en la técnica del pastel. Con ella dialogamos no sólo de pintura, sino también de la fuerte convicción que necesitan muchas mujeres a la hora de dedicarse de lleno a eso que las hace felices y que las realiza plenamente. La historia de ella, es la historia de muchas otras, que por su perseverancia se mantienen dentro del camino de la expresión.
Por Lic. Camila Reveco
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Argentina
“Mi taller está en Málaga, España. Es un taller no demasiado grande pero cómodo para pintar ya que está en mi propia casa. Allí tengo todo lo que necesito para poder trabajar a gusto. Sí…., tenía facilidad para dibujar desde chica, pero sobre todo para imaginar...No. No había artistas en la familia”, así comienza el diálogo con la artista plástica española Esther Gomez Urdiales, nacida en la ciudad de Málaga en el mes de abril del año 1970. “Me gusta la paz del campo y adoro mi tierra... esta es una ciudad muy completa. El lugar donde vivo no es que me inspire especialmente, pero la paz e introspección que me proporciona me ayuda a ahondar en mi evolución artística”, agrega después. La pastelista Esther Gomez Urdiales divide su tiempo entre la familia y el arte. Tiene tres hijos de quince, veintiún y veintinco años, pero además se encarga de sus animales, cuatro perros y tres gallinas. Su casa-taller está ubicada en el campo, pero no muy alejada de la ciudad porque todos los días de la semana lleva a su hijo más chico hasta el instituto. Cuenta además que hace retratos por encargo, y que en el tiempo que puede, retrata a familiares por el placer simple de hacerlo: “Demoro más o menos dos o tres días por dibujo. Pero depende de los detalles que tenga que hacer”, explica y agrega: “Soy autodidacta aunque he realizado un par de cursos intensivos, y he expuesto en muestras colectivas... de manera individual aún no”. -“Tus hijos, -le pregunto- ¿qué piensan sobre tu actividad como artista? ¿Se sienten orgullosos de la mamá? Me responde: -“No. Me siento completamente sola en este camino. Ellos preferirían que trabajara en algo que nos reportara más dinero... ellos no tienen nada que ver con el mundo artístico. Lo que pasa es que soy muy cabezota y sé que tengo un camino largo de evolución artística, pero es un camino que yo veo”. -“Claro, -comento- tienes potencial. No puedes dejarlo a un lado.” Se apura en tipear para contestarme y me explica: -"Eso no. Prefiero morir de hambre que dejar el arte a un lado. El dinero es necesario pero no es el que mueve el motor de mi vida”.
Con féminas como Esther, el mito del "sexo débil" parece quedarse sin piso. Al rato, le digo que han sido muchas las mujeres talentosas que por diversas circunstancias de la vida, dejaron guardado todo su potencial sin volver a expresarse artísticamente; y otras que quizás se fueron amoldando, de a poco, a ciertos requisitos y exigencias que le inculcaron de chicas... Entonces pasa a contarme: “Yo pase por una depresión luego de divorciarme (hace seis años). Quería morirme. Estuve casi tres años sin agarrar un lápiz. Pero vi que tenía que salir de algún modo, así que sin ganas me obligué a dibujar... Al principio no me salían cosas muy buenas, pero me daba cuenta de que al menos en ese rato dejaba de pensar en mi ex marido. Y dejó de importarme el resultado... poco a poco fui mejorando. Gran parte de mi recuperación se la debo al arte”.
Esther Gomez Urdiales ha sorteado toda una serie de obstáculos para dedicarse a pintar de manera profesional. Hoy da clases grupales y dice que se la conoce más afuera de Málaga que en su propia ciudad ("nadie es profeta en su tierra..."). Ahora justamente es esa su asignatura pendiente, y por eso tiene varios proyectos que quiere concretar.
-¿Cómo cuáles? -“Cursos intensivos, exposiciones colectivas, Masterclass con entrada libre, participar más concursos -porque no lo hago muy seguido-... y también quiero crear una escuela de pastel”, concluye. Acá, la entrevista con una pintora que hace oídos sordos a las presiones y convenciones sociales; y su excelente trabajo.