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martes, 19 de julio de 2016

Diez pintores contemporáneos nos dicen cuáles son sus obras clásicas favoritas


Usted, artista: si tuviera que pensar en una pintura que siempre le haya causado profunda admiración... ¿cuál elegiría y por qué?

Por Camila Reveco
Periodista cultural con especialidad en artes plásticas
camilareveco.mza@gmail.com
Argentina




Esta ha sido una pregunta recurrente. Y a propósito. Tenía ganas de llegar a un número significativo de respuestas para armar luego un artículo y ver qué había sucedido... comparar gustos, establecer hipótesis y sacar conclusiones... Totalmente imposible. Gustos son gustos.
Siempre sentí curiosidad por saber qué siente un pintor cuando se enfrenta a una pintura que le gusta, que lo conmueve... ¿qué ve? ¿qué admira un artista plástico de otro artista plástico?
Quizás mi duda exista porque desde chica escuché a mi padre -pintor- hablar en casa con mucha frecuencia, y con una pasión desmesurada, sobre ciertos período de la historia del arte, destacando a algunos pintores sobre otros y refiriéndose a pinturas -o aspectos de éstas- con lujo de detalles.
La realidad es que muchos artistas sí tienen SU gran obra favorita; quizás la que ellos mismos hubiesen querido pintar, o no.Lo importante es que estos diez artistas han podido elegir a una (sólo una) dentro de toda una cantidad impresionante de pintura que han visto a lo largo de su vida. Una especie de "misión imposible" que hizo dudar a algunos más que a otros...¡pero estos lo lograron!
En esta primera entrega, les comparto las grandes obras maestras que eligieron diez artistas plásticos argentinos y contemporáneos. Diez artistas de diferentes generaciones, de distintas provincias de nuestro país y que tienen a su vez distintas especialidades: pintura, escultura, arte digital e ilustración.
Se trata de Helmut Ditsch, Gustavo Toniutti, Agustín Viñas, Matías Sosa Wulf, Rubén Reveco, Federico Calandria, David Acevedo, Martín Motta, Beatríz García Huertas y Félix Pablo Villagra. Todos entrevistados en este mismo blog.

Reitero entonces la pregunta común que nos ofrece respuestas tan variadas: 

-Si tuviera que pensar en una pintura que siempre le haya causado profunda admiración... ¿cuál elegiría y por qué?

Collage de Barry Kite 
(Nota: Si cliquean en el nombre del pintor pueden acceder a la nota completa en otra pestaña)

(Buenos Aires, Argentina)



-Elijo "El monje y el mar" de Caspar David Friedriech porque me representa en lo más profundo: la pérdida, la añoranza y el eterno retorno.

"El monje y el mar" de Caspar David Friedriech

-Elijo “Vox Angelica” del alemán Max Ernst. La obra la hizo a los 53 años estando en Arizona, Estados Unidos. Me parece espectacular tanto desde lo compositivo, el color, el dibujo, como desde su conceptualización. Acá Ernst, reúne sus elementos pictóricos más característicos. “Vox Angelica” está formada por cuatro lienzos de 76 x 101,5 m. cada uno. Hay en total 52 pequeños cuadros que están perfectamente integrados en la composición final. El artista quiso hacer en este trabajo un resumen de su pintura al emplear todas las técnicas que le dieron fama: collage, frottage, dripping, calcomanía. También reunió sus temas más recurrentes y los mezcló con instrumentos geométricos, sacacorchos, bosques, serpientes enroscadas en árboles, etcétera. Por eso hay cierto tradicionalismo y una alusión directa al Renacimiento: en la unión de varios temas y técnicas diferentes en donde se representan objetos distintos entre sí ,que difícilmente se puedan relacionar de manera lógica. Ernst logró unir magistralmente la técnica con la representación. En “Vox Angelica” hay un contraste general de amarillo-azul. Se da también una estructura simétrica construida a partir de polaridades de luz y sombra. Se observa, entre tantas otras cosas, la Torre Eiffel y el Empire State, que simbolizan la "oscilación" del pintor entre París y Nueva York.

“Vox Angelica” del alemán Max Ernst

-"Las Meninas" de Diego Velázquez. La elijo por infinidad de cosas: hay por un lado cuestiones técnicas, de composición, de disposición de los personajes, el juego del mismo pintor retratado en la obra, los reyes reflejados en el espejo detrás suyo… Ni hablar de la resolución pictórica. Pero también la elijo por ese aire que ha sabido pintar entre los personajes, la atmósfera que ha creado que es realmente impactante y enigmática. Tuve la suerte de verlo en el Museo del Prado y es una de las grandes obras de la historia de la pintura sin dudas. Me parece que se adapta bien a una frase que alguna vez escuché que decía algo así: "Una buena pintura tiene un buen uso del color, de la luz, una buena composición, un buen dibujo, etc....y algo que nadie sabe qué es pero es lo más importante".

"Las Meninas" de Diego Velázquez


-Muy difícil elección. Me pasa que en diferentes momentos me cautivan diferentes obras... Pero voy a elegir una pintura del alemán Gerhard Richter. “Ema -Desnudo sobre una escalera-del año 1966. Se trata de un óleo de gran formato -200 cm x 130 cm- que tiene un altísimo grado de realismo pero con la particularidad de transmitir movimiento y envuelto en una fotografía “fuera de foco”. Está muy bien lograda. 

Gerhard Richter. Ema -Desnudo sobre una escalera

-Hace unos años estuve en el museo de El Prado ante el Cristo de San Plácido, de Diego Velázquez. Pasé sin pintar mucho tiempo hasta que me recuperé del impacto. Es una obra profundamente metafísica y minimalista. Nunca un Cristo muerto en la cruz había sido pintado con tanta simplicidad compositiva: fondo negro y un cuerpo lleno de luz propia a pesar de estar muerto. Es una obra simétrica. El Cristo está "cómodamente" parado sobre un supedáneo. Cuenta la leyenda que Velázquez no estaba conforme con la cabeza y en un ataque de furia tiró pintura sobre el rostro inclinado que cayó por un lado de la cara. Más tarde se transformaría en el mechón de pelo que le cubre parte de la cabeza. El famoso poema de Miguel de Unamuno comienza: “¿En qué piensas Tú, muerto, Cristo mío? ¿Por qué ese velo de cerrada noche de tu abundosa cabellera negra de nazareno cae sobre tu frente?”.

Cristo de San Plácido, de Diego Velázquez

-"El Jardín de las delicias". Se trata de un tríptico realizado por el artista holandés Hieronymus Bosch -más conocido como "El Bosco"- realizado por el 1500 aproximadamente. Siempre me fascinó y desde muy chiquito por la cantidad de personajes, monstruos, situaciones surrealistas y bizarras, paisajes extraños, animales gigantes, destrucción, sexo, demonios, mutantes. ¡Más que suficiente para captar la atención de un niño! Hasta el día del hoy me sigue fascinando... Está cargada de simbolismo y tiene numerosos detalles para detenerse. Además de su exquisita realización técnica y compositiva, por supuesto. Si observamos distinguimos a la perfección tres paneles. El panel izquierdo se llama simplemente "El paraíso". Presenta una situación de aparente calma y armonía, pero si se mira bien hay elementos que presagian el caos que está por venir. El panel central es propiamente "El jardín de las delicias". Representa una situación lujuriosa y desbordada, repleta de símbolos, una especie de auge y descontrol de la civilización abocada pura y exclusivamente a los placeres de los sentidos. Por último, el panel derecho, lleva el nombre de "El infierno". Es lo que resulta de tanto exceso. Hay sufrimiento, situaciones angustiantes y reina un clima oscuro y surrealista. En el fondo incluso puede verse una ciudad incendiada representando la decadencia de toda una civilización. "El Bosco" es un artista que siempre llamó mi atención por tener un estilo muy personal y adelantado para su época. Su pintura es profundamente psicológica, de estilo grotesco, y sirvió de influencia para varias corrientes artísticas de siglos posteriores.

"El Jardín de las delicias" de Hieronymus Bosch -más conocido como "El Bosco"

-Elijo "Los desastres de la guerra III" (2007) del artista vienés Gottfried Helnwein. En toda su obra muestra el dolor, la violencia, la ansiedad, los temas tabú históricos y políticos y además con niños como protagonistas. El arte que no plantee conflicto es inocuo. Solo los artistas y los oprimidos le dan vida a los sentimientos transmutándolos y conectándolos con el inconsciente colectivo a través del arte. Esta obra plantea a la perfección lo idiotas que son nuestros héroes. El mismo Helnwein dijo sobre esta pintura: "Estamos atrapados en la vorágine de la propaganda, y todo está bajo total vigilancia".

"Los desastres de la guerra III"  de Gottfried Helnwein

-Una obra que me causa admiración es "The glass house" del pintor surrealista belga René Magritte. Quizás más que admiración me suscita un gran enigma. Como me pasa con todas sus obras. Me llama la atención como representa el mundo exterior a través de la inversión de las leyes físicas, de los opuestos. Juega con el lenguaje y las relaciones. Por ejemplo: exterior-interior, atrás-adelante, reflejo-mirada, imagen virtual-real, entre otras. Lo que me gusta de esta obra en particular, es la mirada -de quien aparentemente estamos viendo de espalda-...Y que quizás se está observando a él mismo en un espejo o un reflejo. Ahí debe estar el enigma: lo que estamos viendo ¿es o no es "lo real"? Pregunta que muchas veces incomoda porque nos hace cuestionar lo que aparentemente creemos y damos por hecho... Es una pintura que sin duda genera una cantidad importante de lecturas, tantas como espectadores posibles. 

"The glass house" del pintor surrealista belga René Magritte

-Elijo una escultura del inglés Henry Moore, “Reclining Figure”, de 1948. Me interesa la innovación que realiza al incorporar el vacío como parte de la escultura, tratamiento que fue importante en sus obras desde 1934, hasta llegar a un punto en el que vacío y materialidad cobran la misma importancia. Esta obra es un ejemplo de esta búsqueda. Tiene zonas de mayor fuerza visual, con estructuras firmes (como el arco que forman los brazos y hombros) y otras de líneas más suaves, íntimas, donde participa muchas veces el vacío. Creando de esta manera un exterior firme, protector, y un interior que es necesario proteger.

La escultura del inglés Henry Moore, “Reclining Figure”

-Siempre me causó profunda admiración la obra de M.C Escher. La primer obra que vi de él fue "Otros mundos", una xilografía. La conocí a través de la vidriera de una librería donde se mostraba un libro con la obra de Escher. Me llamó la atención el increíble manejo de la ambigüedad espacial, el refinado dibujo y esa increíble sensación de ser transportado a otros mundos donde lo imposible se torna posible.

M.C Escher: "Otros mundos", una xilografía

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