En entrevista exclusiva para “La Sed de los Peces”, el artista mendocino visitó el estudio de la radio para ser parte del Ciclo de charlas con los mejores artistas plásticos de nuestra Provincia. Dedicado desde hace más de cinco años a la escultura se refirió a su vínculo con el lenguaje pictórico que desarrolló durante mucho tiempo. Interpelador y agudo contó por qué no participa de salones de arte como sucedió en el último Salón Vendimia 2018.
Por La Sed de los Peces
Fuente: Revista Ophelia
-El vínculo del artista con su obra; y el destino de las mismas:
-"El tema del vínculo emocional con la obra depende de muchos factores... Del grado de satisfacción que me dé estéticamente, cómo a nivel de haber logrado el objetivo, y que tan próxima a tu actualidad se encuentra. Si es una obra del año pasado es probable que mi vínculo se haya deteriorado con el tiempo porque han surgido nuevos romances, cosas que me tienen más atento. Con respecto a dónde fue a parar una obra siempre es una curiosidad, porque para mí es totalmente incomprensible que alguien quiera tener una obra mía, y que pueda convivir con ella. Todas mis obras son fruto de un capricho estético. Las hice porque se me dio la gana, porque me gustan esas cosas, y alguien en un punto del universo que vino, empatizó y quiso vivir con ese trabajo…y, eso para mí es muy extraño".
-Acerca de la convivencia con el propio trabajo
-"Y… es como cualquier convivencia. Eventualmente amorosa, caótica, desprolija, a veces desagradable. Yo hace unos cinco años quemé una cantidad enorme de cuadros que hice en la secundaria porque me parecía que ya no tenían nada para decirme, que eran esencialmente torpes y solo conservé un para para acordarme nostálgicamente de las cosas en las que pensaba en esa época. Como tengo la suerte (o la desgracia) de trabajar muy rápido, de producir muchas obras, el apego que tengo con cada una no es muy profundo, no es muy romántico. Yo tardo una semana en hacer una escultura y el valor intrínseco que le encuentro a esa obra es haberme promovido a hacer la siguiente, porque mientras la hacía, mi cabeza ya pensaba las ideas nuevas. Yo no veo a la obra como una cosa, sino como un eslabón de una cadena del desarrollo del pensamiento y de nuevos lenguajes y desafíos estéticos, de la acción plástica. Si vos ponés todo en una obra, cuando la termines te sentirás vacío. Salir de ahí es un tormento espantoso. Yo tengo la suerte de que no me apego a la obra porque siempre estoy entusiasmado con la siguiente".
-Pintar o esculpir; esa es la cuestión
-"Es complejo. Yo no estoy haciendo convivir la escultura con la pintura. Era pintor, en un momento descubrí la talla de madera y me dediqué a la escultura. Pero siento que mi relación con la escultura es un romance apasionado, y me parece que con la pintura la relación es todavía más fuerte. Me pasa cuando veo mis propios cuadros: me veo más en ellos; y tanto que no lo pasaba tan bien pintando. El expresionismo te invita a sacar algo de adentro, pero la pintura tiene menos compromiso físico, es menos trabajo motor, es más mente, así que tenes a tu mente trabajando al 100%. Se te mueven cosas internas y no son siempre agradables. Con la escultura trabaja mi memoria física. Desde que llego a cierto planteo hasta su solución, en todo el recorrido ha intervenido más mi cuerpo que mi cerebro. Es una relación más amable. Yo era pintor pero coqueteaba con la escultura en metal porque venía del oficio de mi viejo y algunas cosas en modelado. A veces hacía tres o cuatro esculturas porque eran ideas que quizá no se podían pintar o que funcionaban mejor en la tridimensión. Pero en 2009 un colega de San Luis, escultor en madera, se mudó al lado de la casa de mi viejo. Y entrar al taller de un tallista de madera es maravilloso porque huele mejor que cualquier otro taller, tiene colores mucho mejores y me prestó unas herramientas con las que me puse a tontear. Ahí hice mis primeros intentos. Al principio me decía que sería temporal, pero luego empecé a comprarme gubias, herramientas, máquinas, y ahora tengo un taller armado para hacer eso, para esculpir".
-Los comienzos en escultura: rostros, muecas
-"Sí. En realidad se trataba de desafíos tácticos, técnicos. Esta es la parte donde decepciono al público. Yo lo que necesitaba en el comienzo era lograr que lo que hiciese pareciese algo. Así que hacía ejercicios en dónde me preguntaba cómo se tensan los músculos del cuello, cómo se abre una boca. Tenía que ir conociendo eso y ver qué posibilidades tenía el material conmigo. Eso es el rudimento. Uno en general ataca primero la cabeza porque está llena de datos. Es un óvalo, un huevo que está lleno de significados, porque casi todas las cosas expresivas están en el rostro y eso te permite hacer un testeo del material en una sola pieza. Una vez que resolví eso, empezaron a aparecer los cuerpos, y las caras desaparecieron. ¿Y qué expresan? No sé realmente".
-Una propuesta: los cuerpos que levitan
-"Eso fue un planteo. Creo que todo artista está buscando desafiar alguna estructura que le permita mejorar su capacidad de comunicarse. Si yo trabajaba con algún material sólido o pesado, la idea era que no lo parezca. Si estoy laburando ahora un material duro, quiero que parezca blando. Aquello es también un desafío, hacer que una cosa parezca otra".
-Siempre el realismo
-"La estrategia que yo uso para que estas figuras se pongan incómodas es el realismo. Yo parto del realismo porque necesito que esta figura sea empática, que vos entiendas cabalmente que se trata de una persona. Y después empiezo a agregarle cosas, miembros, los pongo en posiciones incómodas. Pero siempre he buscado el realismo".
-El planeamiento de próximos trabajos
-"No son ideas las que surgen exactamente, son sólo disparadores. No es que tengo una idea precisa. Esencialmente, yo me pregunto qué posición tendrá el personaje. Es lo que necesito para ir trabajando. A medida que avanzás vas descubriendo datos. Podría ser un gordo, un niño, una mujer. A medida que voy resolviendo que será ese muñeco, van surgiendo ideas para la próxima, porque pienso en lo bueno que sería si fuese de una manera y no de otra, si en vez de dos tuviese cuatro patas. Son ideas que uno no termina de desarrollar completamente así que uno las ataca continuamente para saciarlas".
-“Sale” la figura
-"Cuando eso sucede, en primer lugar, siento que lo he logrado. Es un momento muy agradable y casi nunca es al final, al menos en mi caso. Para mí la producción de una escultura tiene tres etapas: primero el vacío absoluto, no hay nada menos expresivo en el universo que un tronco, es lo más parecido a una línea, así que primero está esa decepción. Después ataco velozmente porque ese vacío no me dice nada y necesito obtener algo rápido. El planteo, rápido, brusco, los cortes, los ejes, las estructuras, ahí ocurre una de las primeras maravillas y es que siento que voy a poder. Y después sobreviene la decepción porque mientras voy trabajando me equivoco doce mil millones de veces. Corto donde no va, me equivoco en proporciones. Luego la tranquilidad de que te guste algo que habías malogrado hace días".
-El lugar del error:
-"Yo puedo volver. Ir y volver, porque agrego. Primero tenés el problema de que la idea tiene que caber en el material que disponés. Por eso te imaginás que querés hacer, por ejemplo, una figura que tenga los brazos para arriba. Yo ataco eso. Y si en un momento decido que no es así, le corto y el brazo va para adelante. Se lo agrego. Esa fue la forma que yo encontré de hacer talla, la idea de que, si te equivocás no importa. Que obtengas una pieza que esté buena, aunque no sea ortodoxa. No todo tiene que estar dentro del tronco. Eso no me limita".
-Sobre las redes sociales:
-"Las redes vuelven visible todo en tiempo real. Siempre digo que “choreo” mucho. Veo algo que me gusta y lo hago. Antes nosotros para chorear teníamos que esperar que llegara un libro. Para que se editara un libro, el sujeto del libro tenía que ser célebre para que sea rentable para la editorial publicarlo. Quedaban muchos al margen que no circulaban de ninguna manera. Por eso nosotros tenemos un amor ciego a ciertos nombres de la Historia del arte y desconocemos a los que estaban alrededor. Del Renacimiento te puedo nombrar a cuatro tipos, cuando había cientos trabajando en esa época, mujeres también. Ahora todo es visible en tiempo real. Yo veo lo que está haciendo un japonés y este puede ver lo que hago yo y se hace una interrelación maravillosa que ha democratizado el arte, la imagen. Me parece infinitamente superador. Y no solamente hay imágenes estáticas, sino también conocimiento, técnicas, hay videos de los sujetos haciendo la obra, tirando tips. Es un momento de circulación indiscriminada de la información".
-¿Cómo se selecciona entre la infinita cantidad de material que circula?
-"Hay exceso de imágenes y contenidos en las redes, en internet. Pero yo siempre prefiero una cantidad limitada de cosas, elijo entre todo lo que veo, por eso también descarto mucho. Eventualmente encuentro algo que me engancha entonces inicio una investigación para averiguar si esa imagen es correspondiente a la tarea de un sujeto en algún lugar del mundo. Hay un criterio. Está todo ahí, pero el desafío es pensar, elegir. Nosotros venimos de otra generación, pasamos de los libros al internet, y tenemos la obligación de hacer algo positivo con todo eso para que nuestra psiquis no explote. Pero también tenemos la ventaja de que nosotros aprendimos a elegir en alguna etapa de nuestra vida. Y eso hace que todo lo demás salga y que aprovechemos este momento de saturación de imágenes".
-Acerca del último Salón Vendimia 2018
-"No me presenté porque nunca me presento en Salones. Siempre se me olvida, o… metabolizo mal el fracaso. Y no me presento (risas). Pero fui a la muestra y no me pasó esencialmente nada. Me quedé mirando un cuadro que tenía un desarrollo realista pero luego me explicaron que esa no era la intención del artista… es raro, si la intención no es visible, fracasaste. Luego vi “desarrollo de ideas”, o de conceptos... más que de realización. No me parece mal. Hay espacio para todos en el mundo. Pero ahí no está mi lenguaje… yo soy un tipo al que le gusta ensuciarse. Yo ante todo aprecio la destreza técnica, aunque no sea lo único importante. Me parece que hace mucho tiempo se está desarrollando un movimiento de conceptos e ideas, que pueden resultar interesantes… Habrá que ver a dónde nos llevan. Pero no tengo lugar en esos espacios. Y aunque suene retrógrado, no estoy de acuerdo con la modalidad de mezclar todo con todo. Creo que hay que separar las cosas por color. Hoy en los museos ves un cuadro con un atardecer, y una pecera llena de pelos… Todos estamos tratando de sobrevivir".
Fernando Rosas / Básico
Artista plástico; pintor y escultor. Nació el 23 de abril de 1976, en Mendoza. Cursó estudios secundarios en la escuela provincial de bellas artes y egresó con el título de maestro de plástica en el año 1995. Desde el 93 ha expuesto de manera individual en el medio de Mendoza y muchos lugares del exterior, y algunas de sus obras ya forman parte de colecciones privadas en países como Estados Unidos, México, Tailandia, Irlanda, Holanda, Suiza.
Blog del artista: http://fernandorosasartes.blogspot.com/
Por “La Sed de los Peces” / La entrevista fue realizada en vivo y en directo por Charles, Jarvis y China Chiang de LSDLP, programa de radio que se emite por FM UTN Regional Mendoza | 94.5 los viernes de 20 a 22. Se comparte en escrito para Ophelia, revista de arte contemporáneo.
Transcripción a cargo de Julián Reveco
Imágenes: LSDLP y Blog del artista
Fuente: Revista Ophelia
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