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viernes, 6 de febrero de 2015

David Acevedo: Con los ojos bien cerrados



“El verdadero artista es el que realmente se evade naturalmente de toda la pavada y la frivolidad. Hay que buscar el propio camino con convicciones y pelearse más”, dice el creador argentino, cultor de un estilo que exalta la mirada. O su ausencia.

Por Camila Reveco
Periodista cultural con especialidad en artes plásticas
camilareveco.mza@gmail.com 
Argentina 

El artista plástico David Acevedo (1971) es un dibujante y pintor argentino, nacido en la provincia de Mendoza, en el centro oeste de la República Argentina. 

Su obra está al límite de lo ilustrativo y lo pictórico y lo más impactante dentro de su trabajo es la expresividad lograda. 

Para nuestro artista plástico, uno de los aspectos más importantes gira en torno a los rostros, deteniéndose en la expresión de los ojos y la mirada. 

Allí encuentra su desafío más grande. Tanta es la expresividad que logra que sus figuras parecen incluso interpelarnos, por eso mismo, para no invadir al espectador muchos de sus personajes reposan, con los ojos bien cerrados.

La gran pregunta ante la obra del mendocino queda latente: ¿Quién mira? ¿La pintura al observador o el observador a la pintura?

Aquí, parte de su trabajo tan sombrío como elegante que ataviesa temas como "la angustia, el amor y la mentira". 


-¿Cómo define su obra?

-Cada una representa una búsqueda distinta. Hay una búsqueda total tanto con la línea como con el concepto. Soy bastante ecléctico, creo. Me gustan e incluso me siento cómodo con todos los estilos, sobre todo con lo expresivo.


-Pero su relación con el expresionismo figurativo es evidente…

-Hay tantos estilos como artistas. En mi caso mi obra se asocia… a un expresionismo neofigurativo, sí. Pero en otros trabajos hay un estilo neobarroco y en consecuencia hay mucho de todo lo anterior que deriva en lo neo barroco. Quiero decir, que los estilos se relacionan y se encadenan… Uno determina o desemboca en otro y así sucesivamente. De la misma forma que se desenvuelve la historia de todos los hombres y de cada uno de nosotros.

-¿Cómo organiza generalmente su trabajo frente a la tela?

-Hay trabajos que planteo desde una línea que sale y sigue su curso espontáneamente. Otras veces hago varios bocetos y después arranco con un pincel. Empiezo haciendo una cosa y termino en otra, eso me pasa muy seguido. Pero el concepto siempre en algún lugar aparece y de manera bastante inconsciente.



-Por eso su obra tiene en general un alto componente psicológico…

-Es un gran psicoanálisis. A mí se me hace por un lado demasiado mágico y a su vez demasiado extraño pintar. Es muy, muy difícil precisar qué sucede en la mente cuando se pinta. Sin duda la locura ejerce cierta influencia en los artistas.

-¿Qué sentimientos son los que más lo sensibilizan a la hora de representar?

-La angustia, el amor, la mentira. Incluso los sentimientos que ni siquiera entendemos, o que no queremos demostrar, esos que mantenemos ocultos, que no asumimos. Todo aquello que habita muy adentro es lo que más me llama la atención. Y ahí está lo que trato de captar y lo que me interesa transmitir. Por eso me movilizan por completo las expresiones de la gente… De pronto armo una pintura, y bueno… pasa lo que pasa con todos los cuadros del mundo: una vez que se terminan ya se expresan por sí solos, por sus propios medios y ahí quedarán librados a la libre interpretación de quien los vea. Eso también me sensibiliza: enterarme de las diferentes interpretaciones que pueden tener mis dibujos, mis pinturas. Pero bueno, por todo esto me interesa trabajar en la expresión de los ojos, en la mirada.



-¿Por eso predominan tanto los rostros?

-Sí. El rostro con sus expresiones, en dimensiones formales, ofrece rasgos reconocibles a todos. En las pinturas le agrego al rostro el carácter expresivo de un sentimiento, y eso genera un extrañamiento…

-La mirada de sus rostros –aunque muchos miren al costado– parece interpelarnos…

-¡Qué problema! (risas). Es demasiado fuerte que un rostro pintado te pida explicaciones… ¿no? Pero bueno, queda a libre interpretación del observador. Pero para evitar justamente esa interpelación en muchas de mis obras los ojos están cerrados.




-El gran enigma de la Mona Lisa está en su rostro…ella se ríe de nosotros.

-Creo el misterio está en su mirada, los ojos son la clave de la expresión. No sé si ríe de alguien o en complicidad con alguien... El sentido de la obra es algo que a lo sumo uno como pintor solo intuye que ha podido lograr. En este caso creo la Mona Lisa es tremendamente enigmática por la falta de información que hay alrededor del cuadro y eso la hace tan interesante. La incógnita es lo que impregna de misterio ese retrato magnífico.


-¿Tiene musas?

-Sí... las mujeres. Las mujeres producen algunos estados que inspiran. Siempre hay alguna musa dando vueltas, en la mente al menos…

-Dice que lo sensibiliza saber que interpreta el público frente a su obra, pero usted expone muy poco, ¿por qué?

-Bueno… la realidad es que las muestras que he hecho han surgido de manera espontánea, no han sido planeadas. Ya sé que hay que hacer cierto trabajo de marketing, ¿no? Hay que venderse un poco…. Pero bueno, la verdad es que no soy muy bueno para eso, en absoluto, en más: no sé como se hace. Me gusta que hable sólo mi obra, no me interesa el personaje -que en este caso soy yo- y lo que haga ese personaje por mostrar, vender, o figurar… Es extraño. Quiero simplemente que se vean mis cosas y en la medida de lo posible... Que se vaya vendiendo mi producción como tenga que venderse... Uno elige cómo vivir. Es mi elección estar un poco azaroso frente a la vida. Yo he elegido vivir de ésta forma, es mi manera de concebir la libertad, con todos los riesgos que implica.


-¿Cómo empezó a pintar? ¿También por azar?

-Sí, siempre dibujé. Comencé a pintar más tarde. Pasé por la facultad en la Universidad de Cuyo pero no me llamó la atención nada de lo que ahí me ofrecían. Por eso decidí de alguna manera seguir por mi cuenta. Yo no quería ser licenciado, quería ser pintor y me molestaban las interferencias de ideas. Empecé a pintar lo que se dice en serio a partir del 2003.

-Pasó una década, ¿cuál es el balance?

-Me siento seguro…me siento tranquilo. Pero no se sí gané (risas). Es que sigo buscando y me falta definir conceptos. Pero sé que disfruto de esto y no me resulta pesado. Ahora creo que he encontrado muchas cosas y a nivel estético más que nada, porque mis últimos cuadros me conforman bastante. Igualmente siempre va todo cambiando. De pronto se cree que se encuentra algo y en realidad no: surge otra inquietud que te hace volver a empezar. La fusión que he alcanzado me gusta. He logrado algo realista en un punto y expresivo a la vez.




-¿Cómo se lleva con los concursos, las convocatorias y los jurados?

-Es tan raro… A mí me han seleccionado en concursos con cuadros bastante feos... -que los he mandado así por mandar-. Y cuando mando obras que considero realmente buenas, me las rechazan. ¡He ganado premios y menciones gracias a grandes manchas! No se entiende bien como funciona el tema. 

-¿Cómo se imagina en el futuro?

-No es fácil lidiar con las búsquedas y tampoco creo que sea fácil lidiar con el entorno. El verdadero artista es el que realmente se evade naturalmente de toda la pavada y la frivolidad. Hay que buscar el propio camino con convicciones y pelearse más. Ninguna depresión


- ¿Su pintura es depresiva?

-No. Pienso que es reflexiva. Las obras tratan del carácter expresivo de sentimientos y estados alterados de conciencia desde la plástica, claro. Por lo tanto el color actúa desde lo emotivo. La pintura tiene que tener un equilibrio formal muy sutil para lograr sensualidad y belleza, dos factores indispensables en una obra mía. Y eso no es depresivo.

-¿Tan difícil es asumir influencias? En general los artistas quieren reconocerse como originales…

-Creo que las imágenes que habitan en nuestro inconsciente y nuestro universo visual son en realidad el resultado de alguien que trabajó sobre esa idea pero antes. Esto, sumado a la propia cosmovisión de cada artista y en contextos geográficos y temporales diferentes da lugar a una construcción única y personal, pero no original. Nunca, ninguna propuesta es original. Eso no existe.



“Me niego a «mirar hacia arriba». El optimismo me da náuseas. Es perverso. La posición propia del hombre en el universo, desde la Caída, ha sido la de la miseria y el dolor.” 

John Kennedy Toole

Sus elecciones:

-¿De qué se trata "Ansiedad", la pintura que eligió para ilustrar su nota?

-"Ansiedad" es una obra en la que el personaje no está sujeto a la idea de seguridad que tenemos nosotros. El habita en un mundo mucho más amplio que el nuestro. Todo en cuanto cubre su atmósfera deja de tener nombre. No existen las palabras para describir lo que este personaje siente. Su alma, su espíritu, están en un estado de total ansiedad. La ansiedad es un estado de ánimo primitivo. Por más evolución, tecnología, lo que fuere… ese sentimiento es inherente al ser humano y se mantendrá a través de todos los tiempos y en todos los rincones del mundo.. Este personaje "ansioso" ha perdido las palabras. Ha acumulado tanto miedo y angustia y ahora está tan sólo que sólo le queda esperar de una manera trágica, con ansiedad. Los colores de la pintura son cálidos pero el rostro es frío. Para que haya un equilibrio… Elijo este trabajo porque resume la impronta de mi obra artística.

"Ansiedad", su trabajo más logrado.

Mi favorita:

-Si tuviera que elegir solo una pintura que le cause profunda admiración, ¿cuál elige y por qué?

-Elijo "Los desastres de la guerra III" (2007) del artista vienés Gottfried Helnwein. En toda su obra muestra el dolor, la violencia, la ansiedad, los temas tabú históricos y políticos y además con niños como protagonistas. El arte que no plantee conflicto es inocuo. Solo los artistas y los oprimidos le dan vida a los sentimientos transmutándolos y conectándolos con el inconsciente colectivo a través del arte. Esta obra plantea a la perfección lo idiotas que son nuestros héroes. El mismo Helnwein dijo sobre esta pintura: "Estamos atrapados en la vorágine de la propaganda, y todo está bajo total vigilancia".

Su favorita: un impactante trabajo de Gottfried Helnwein

-¿Que sería de la vida sin una mínima gota de locura?

-Un embole.

Sobre el artista:

David Acevedo, dibujante y pintor. Vive en Godoy Cruz, Mendoza. Nació en 1971.

El pintor

Sus Gustos:

Un libro: "La conjura de los necios" de John Kennedy Toole

Una frase: La única decisión posible es qué hacer con el tiempo que disponemos

Un compositor: Peter Gabriel

Una canción: "Something in the Air", David Bowie

Una película: "Drácula" de Francis Ford Coppola (1992)

Un hobby: Hacer caras frente al espejo 

Un lugar en el mundo: Mi casa

Contacto: 


Facebook: https://www.facebook.com/david.acevedo.90475

Esta entrevista se publicó en el suplemento de Cultura de Diario Los Andes (Mendoza-Argentina)


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