Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...

lunes, 31 de diciembre de 2018

Claudia Kaak: "Mi pintura captura momentos de turbulencia"


Comenzó a dibujar de niña, estudió arte e hizo un profesorado en historia. “En mis épocas de estudiante devoraba libros sobre arte y visitaba museos”, cuenta. La joven artista alemana centra su atención en la pintura figurativa y se interesa en la representación de todo tipo de emociones vinculadas, siempre, a su experiencia personal.

Por Camila Reveco
creveco@revistaophelia.com

“Los alemanes hablan muy poco de sus sentimientos porque mostrar emociones es visto como una señal de debilidad”, dice Claudia Kaak (Heppenheim, Alemania 1987). Pero ella hace exactamente lo contrario. Su obra está marcada por la auto referencialidad: “Sufro de algunos problemas como estrés post-traumático. Y creo que es importante hablar de eso en mi obra para romper el estigma”, explica y agrega: “Mi trabajo representa muchos sentimientos existenciales y captura momentos en el tiempo de mucha turbulencia psicológica y emocional, que se relacionan a situaciones de violencia y traumas que no son exhibidos de manera explícita”

En su pintura existe un componente altamente psicológico, que convive en una atmósfera meditabunda, casi melancólica. Claudia prefiere que sus obras hablen por ella y, en este sentido,  nos transmite un mensaje muy evocador al insinuar en sus composiciones la complejidad de una mente inquieta:

“Quiero mostrar ese desorden de emociones, no esconderlos. Opino que esconder tus emociones no es bueno ni para las personas como tampoco para nuestra sociedad”.

-Considerando el carácter autobiográfico de tu obra ¿piensas que el arte tiene un lado “terapéutico”? ¿Cura heridas?

-De cierta manera. A veces puede ayudarte a analizar las cosas de una manera diferente porque uno tiene que lidiar con ellas durante el proceso de creación. Depende del tema. Pero no podría decirte que “cura” heridas. No sé si mis heridas se curarán algún día. No puedes “superar” algo que todavía está sucediendo. Pero espero poder aprender a vivir con esas heridas.

Anna Wypych: "Me interesa pintar la condición humana"


Artista polaca de gran reconocimiento, la joven pintora, en una entrevista exclusiva, se refiere a los temas que la inspiran al momento de crear y cuenta detalles acerca de la ciudad en la que vive. Los desnudos que representa son tan sólo “una excusa para exhibir a la mente en su estado más puro”.

Por Camila Reveco
creveco revistaophelia.com

Como lo narra a través de su web, Anna Wypych  (Gdansk, Polonia, 1986) es “pintora, mama, esposa y vive en las orillas del hermoso mar Báltico”. Su trabajo es básicamente realista pero tiene elementos hiperrealistas y surrealistas. En su obra relata historias sobre pensamientos y sentimientos, y de esa forma se concentra en cuestiones muy concretas de comunicación que implican una reflexión sobre el arte.

“Todos saben que la destreza física y la astucia son importantes, pero hay cosas aún más importantes: la determinación, la fuerza de voluntad, ser testarudo y obstinado. Son cualidades que me encanta buscar en las personas para después pintarlas”, dice.

Anna forma parte de la nueva camada de pintores realistas del siglo XXI que, a través de un perfecto dominio de la técnica como base de cada una de sus obras, evidencia lo viva que está la pintura en este contexto tan confuso en donde pareciera que todo es arte.

La historia de Polonia vuelve todo el tiempo a su arte y cultura, y constituye, seguramente, un continuo punto de referencia, un eterno memento. “El arte es una especie de arma en la mano. Separar el arte del amor a la patria es imposible”, expresó el pintor Jan Matejko (1838-1893), el artista polaco más importante del siglo XIX. Nacido apenas un año antes que Paul Cézanne, fue un clásico académico, pero su arte dio forma a la imaginación de muchas generaciones de polacos. No podemos dejar de mencionar las joyas cinematográficas modernas que directores de cine como Roman Polanski o Krzysztof Kiéslowski nos han regalado.

Estamos, sin duda, atravesando un momento crucial marcado por internet y las nuevas tecnologías, que ha generado ventajas magníficas, sin duda, aunque también es válido preguntarse acerca de los riesgos de esta globalización cultural que representa, en definitiva, un desafío para las culturas e identidades de los pueblos. En este sentido, se destaca el especial arraigo que esta joven artista siente por su Polonia natal, que evidencia cómo las estructuras sociales le pueden brindar al artista condiciones determinantes para su creación.

“Se podría decir que somos un poco grises, y eso se puede subestimar mucho, pero es hermoso ver como el gris varía en sus tonos”, expresa Anna y agrega: “Aunque no estoy directamente inspirada por el lugar en dónde vivo, por el simple hecho de vivir aquí, tengo este lugar y su cultura profundamente arraigadas en mis huesos y en mi alma”.



domingo, 30 de diciembre de 2018

Omara Serú: "Siempre vincularé el arte con la belleza"


La suya es una pintura expresiva y colorista. Tiene un estilo distintivo, entre surrealista y folclórico, siempre muy personal. En sus cuadros convive la ingenuidad formal con la sofisticación compositiva. Su infinita curiosidad ha hecho de Omara una artista ecléctica y de gran imaginación: “Tengo varios estilos, no sé cómo llamarlo. Voy incorporando cosas nuevas y mezclando. Me critican mucho a veces la falta de coherencia porque hay trabajos muy distintos entre sí. Yo creo que están unidos… no sé cómo y en qué punto”.

Por Lic. Camila Reveco 
creveco@revistaophelia.com

Omara Serú (Mendoza, 1960) transformó su hogar en un atelier colectivo. Aquellos antiguos dormitorios ahora son talleres para artistas; en donde estaban sus hijos, ahora se encuentran sus colegas. Otro tipo de familia, uno podría argumentar. “Es una casa abierta, una pequeña comunidad diurna” prefiere decir, en tono pausado y sereno. Así es cómo Omara, motivada por un sentimiento tan bohemio como pragmático, desde 2010, supo convertir aquella casa de San José en un espacio para distintas actividades culturales como recitales y, por supuesto, exposiciones; en donde diferentes artistas han encontrado un lugar para trabajar.

El trato con ella es simple, transparente y directo. De carácter reflexivo y a su vez espontáneo, de actitud tranquila y a su vez convincente, siempre supo qué estudiar, siempre supo que quería pintar; y por eso mismo buscó herramientas en la facultad de arte (UNCuyo). Recibida con título de honor, reconoce los “problemas y defectos” de la educación formal, pero también destaca su importancia, sus aspectos positivos, en especial a la hora de construir disciplina: “Te entrena en la constancia y en la presión que tenés que asumir para rendir exámenes, por ejemplo” dice, y agrega: “hay profesores buenos que efectivamente te ayudan a pensar, a desarrollarte, y hay otros que no”.

Lo lúdico es fundamental en su obra; cuando pinta, se permite jugar, imaginar y fantasear. “Eso siempre ha sido esencial para el arte”, comenta la artista, que luego va a detenerse en desarrollar lo que significa, desde su punto de vista, el arte de la pintura, en su sentido más ontológico:

“La pintura tiene cuerpo, sin descreer para nada en el concepto, pero creo que no puede ser lo único, porque de serlo el arte de la pintura se muere, sería otra cosa, habría que denominarlo de otra manera. El arte de la pintura es color, pincelada, textura, todo lo que se ve, todo lo que se toca, todo lo que se siente sin tocar. El cuerpo está presente, al igual que una presencia física, de la misma manera en la que dos seres humanos se trasmiten emociones y se comunican entre sí. Si vos estás con otra persona, tenés una sensación de comunicación indudablemente, y eso es lo que tiene que pasar con la pintura”.

En tiempos donde el discurso del arte contemporáneo y su arsenal de curadores, galeristas y filósofos intentan explicar que al arte ya no le importa la Belleza, que ésta se fue para no volver… Omara Serú, defensora acérrima de lo bello, vincula su pintura con ésta palabra:

“No veo por qué despreciar, menospreciar o suprimir el poder y la fuerza que tiene la Belleza, yo  siempre voy a  vincular ampliamente el arte a la belleza y me parece una magnífica concepción”.

-¿Esta búsqueda por la belleza será inherente a todos los seres humanos?

-Pienso que sí, eso decían los griegos y no creo que estén equivocados. En la actualidad la belleza no es un valor, no es un buen valor, digamos. En general, lo que dicen hoy que es arte no se sabe mucho a dónde apunta, o qué significa.

Dino Valls: "El ser humano siempre ha convivido con lo desconocido"


Dueño de una inquietante pintura atravesada por el estudio del cuerpo el artista -médico de profesión- se refiere aquí a las grandes paradojas que atraviesa su arte.  Se trata de uno de los más consagrados pintores de nuestro tiempo.

Por Abigail Huerta y Camila Reveco 

El pintor español Dino Valls (Zaragoza, 1959) es, sin duda, uno de los máximos exponentes de la figuración contemporánea y, a través de su arte, nos introduce a un dialogo revelador entre lo alegórico y lo poético.

Distanciado de las tendencias contemporáneas, muchas de ellas, pobres en oficio y carentes de imaginación, el español tiene una obra sólida –totalmente alejada de cualquier tipo de  improvisación-. Valls le presta atención tanto a la técnica, como al concepto y lo hace de forma precisa y minuciosa.

“Mi trabajo, mi atención y respeto por soportes y técnicas tradicionales, son sentidos por mí como un deber de honestidad deontológica”, explica.

En su caso, nos referimos a un concepto denso, insondablemente psíquico y a su vez intrigante: sus cuerpos están atravesados por la angustia y el dolor, conviven allí patologías físicas y mentales donde puede olerse una densa atmósfera que incomoda y a su vez interpela.

Al artista no le interesa, de ninguna forma, ser complaciente. Su trabajo es fuerte, intenso, agudo y está vivo, aunque nos haga agonizar  por las “zonas oscuras de (nuestra) mente”. Allí están sus cuadros para recordarnos nuestras propias miserias, nuestras más profundas contradicciones, y para ponernos delante los fantasmas que todos llevamos dentro.



sábado, 3 de noviembre de 2018

Carmen Valle Benavente: "El tiempo está en mi obra; somos memoria"



Ajena al viejo enfrentamiento entre abstracción y figuración, la artista trasandina intenta prescindir  de todo tipo de estructuras. Aquí nos explica su constante búsqueda por representar la espacialidad donde, según ella, transcurre y se manifiesta la existencia.  El suyo, es un estudio acerca del territorio y  de cómo opera en él la memoria colectiva.

Por Abigail Huerta
ahuerta@revistaophelia.com

“En mi trabajo hay imágenes de un tiempo pasado, las cuales se trasladan al presente de forma sutil, ocultas entre machas… es un símil a la historia de mi país siempre velada”. Lo explica Carmen Valle Benavente (Santiago de Chile, 1969) dueña de una obra plagada de colores densos, otras veces cálidos y brillantes, pero siempre de aplicación rápida y efusiva.
Su trabajo se desprende de la objetividad para ver más allá de lo evidente sin abandonar la figuración y con la idea de perseguir siempre el instante. “Busco nuevos caminos expresivos. Me interesa la búsqueda de un lenguaje y de materialidades propias”, dice con relación a  su pintura, porque Carmen además es fotógrafa y trabaja en la docencia.
Ella retrata ese cosmos, el de Chile, y observa de qué modo el territorio condiciona. Así, su obra plantea preguntas que exceden lo geográfico, para establecer interrelaciones entre la historia, la identidad, la memoria, el entorno, lo social y lo político.
Termina de estudiar arte en Concepción y decide dejar de  lado los aspectos formales que recibió por parte de la Academia para establecer lazos con su propia tradición familiar, vinculada desde hace tres generaciones a la fotografía (de abuelo y padre fotógrafos). Carmen recupera su propio pasado y lo traslada al presente para narrar ese devenir del espacio/tiempo donde se mueve el ser. “Disfruto de lo que realizo y lo hago con esfuerzo y trabajo constante”, expresa.


martes, 23 de octubre de 2018

Susana Salinas: "Ser mujer en el arte no es un camino sencillo"



Dueña de un dialogo artístico íntimo donde predomina la visión de lo interior y de la psique, la joven artista mexicana nos evidencia en  esta entrevista el carácter y la búsqueda de su trabajo pictórico; una verdadera oda a la femeneidad: “Me resultan muy atractivas e interesantes las contradicciones de mi yo femenino”, confiesa.

Por Abigail Huerta
ahuerta@revistaophelia.com


Zacatecas, situada justo en el corazón de México, es una ciudad de establecida referencia artística en el país Azteca, llamada cuna natural de artistas; y ha sido  hogar, academia y taller para  Susana Salinas quién, nacida en Querétaro en 1982 se traslada junto a su familia con sólo tres años a este lugar en el que vive y trabaja.
Los ocres, rojos y óxidos han llegado a ser en muchos casos una manifestación reiterada en la paleta de pintores y pintoras de la mencionada región; y Salinas no escapa a esta tendencia: “Mi paleta me elige por lo regular a mí, no hago más que traducir en colores lo que veo en la naturaleza, en mi cotidiano, una tierra colorada y un sin fin de azules que este cielo me permite experimentar”.

Nuestra pintora aborda las circunstancias de la femeneidad en una narrativa emocional de evidente gusto por la  fantasía; pasan a develar sus composiciones elementos figurativos como aves, mujeres y plantas, y también hay espacios de vacío y  objetos físicos de recurrente representación surrealista, tales como hilos, jaulas o ramas. Objetos que tienen una significación más allá del plano material, convirtiéndose su obra, en una verdadera metáfora donde conviven escenas de ensueño y reflexión, angustia e incluso temor.

Nos dice congeniar con el trabajo de realistas contemporáneos como el mexicano  Edgar Noe Mendoza (Durango, 1967)  y a su vez, con expresionistas de lo bello y lo perturbador como Mónica Cook (Georgia, 1974), entre otros. Susana Salinas es una pintora que asume sus influencias, explora a su vez un sello propio, y sabe asumir riesgos: “Creo que el arte está en un constante movimiento, me gusta ir de su mano, probar, arriesgarme…  volver a los espacios de confort y luego desbaratar de nueva cuenta”.
Se trata de una artista que está en constante movimiento y contacto con su entorno, una mujer inquieta e interpeladora de su realidad que mimetiza y recoge en su obra multiplicidad de técnicas; participa e incursiona en diferentes actividades decorativas y manuales sin dejar de ser creadora de las llamadas artes menores. Logra, en cada situación,  cederle otro carácter a su mundo expresándolo de manera subjetiva.
Mencionó la reconocida crítica de arte Avelina Lésper, con motivo de una muestra de la joven artista: “Esta exposición es un reflejo imposible y verdadero de la femineidad, reúne la metáfora en la que las mujeres habitamos, y es la visión sincera y rebelde de Susana la que le da vida”.  Y es cierto.


martes, 16 de octubre de 2018

Ricardo Celma: "Me gusta resignificar el realismo desde Argentina"



El artista se refiere aquí, a la necesidad de pintar y a la búsqueda de un dialogo directo con el espectador. Se detiene, también, en la comunión espiritual que se da en las artes plásticas. Con un sentido agudo acerca de la esencia de la creación, y sin dejar de lado una postura crítica respecto del escenario artístico, opina: “el arte argentino va a ser grande cuando seamos más auténticos y menos correctos para la mirada de las ferias de moda”.

Por Abigail Huerta 
ahuerta@revistaophelia.com

A partir de una compresión amplia, lúcida y firme del arte figurativo, el creador Ricardo Celma (Buenos Aires, 1975) nos narra en su obra realista,  desde lo avasallante del plano  material a los estadios más etéreos, con una fuerza que sólo le puede otorgar ser el poseedor de una  técnica virtuosa y por demás prolija.
Un conocimiento compacto, preciso, le da la facilidad de construir cualquier personaje o escenario; invoca el fuero poderoso de la naturaleza representándolo todo como en la vida misma. Clásico, y en ocasiones irreverente, en su trabajo confluyen  rasgos del romanticismo, roza lo barroco; allí hay belleza, religiosidad y misticismo; y a su vez, puede  increpar al espectador con elementos más contemporáneos, invitándolo a cuestionar esa misma realidad manifestada de manera ineludible.
Admira a clásicos de la talla de Antonio Berni (1905-1981) pero además mantiene interés por la pintura de contemporáneos como Odd Nerdrum (1944); él puede hacer gala de su esteticismo y de la pureza de sus composiciones para dialogar y comunicarse fielmente  con el espectador, conmoviendo esa conexión con lo natural y lo eterno.
Un pintor clásico y a su vez consciente de su tiempo, que evidencia a través de su obra ser un verdadero maestro de la contemporaneidad.

sábado, 13 de octubre de 2018

Llegó Ophelia número 2: Puro deseo


El segundo número de Ophelia está entre nosotros y les confieso que me resulta muy difícil poner en palabras lo que significa este logro, narrar de alguna manera lo vivido a lo largo de este primer año. Es difícil porque uno nunca imagina el recorrido o dirección que toman las ideas o fantasías en el tiempo.

Por Lic. Camila Reveco
creveco@revistaophelia.com
Editora Revista Ophelia



Ophelia nació con una finalidad muy clara: convertirse en un “lugar” para reunir aquellas entrevistas que había realizado -a lo largo de varios años- a artistas de distintas geografías. Entrevistas que habían sido publicadas en distintos medios -por eso mismo- estaban dispersas.

La labor de entrevistar a dibujantes, pintores, escultores, grabadores se llevó a cabo de todas las maneras posibles, ya sea personalmente, por teléfono, a través de Skype, gracias a WhatsApp, diferentes plataformas de chats, mails, y un largo etcétera; y ese trabajo nos permitió -en un momento dado- tener documentados muchos testimonios, tantos como cien.

Cien entrevistas a cien artistas, hombres y mujeres de variadas edades, de distintos países, con diferentes estilos, algunos de ellos consagrados y otros emergentes…

Fue entonces cuando se nos ocurrió que podía ser una buena idea inventar “algo”, una plataforma en dónde compartir esta experiencia. Uso el plural porque esa idea no hubiese surgido nunca de no haber existido una improvisada charla con mi amigo, el poeta, Enzo Ramos Montiveros. ¿Qué hacemos con todo esto? Fue la pregunta que funcionó como disparador. Nos motivó, sobre todo, el hecho de saber que la Feria del Libro estaba por ocurrir en nuestra Provincia y sabíamos que habían abierto convocatorias para presentar propuestas. Alejandro Frías, su director, nos recibió en su oficina, nos escuchó y no dudó en darnos una fecha, un horario y una sala para presentar el proyecto Ophelia públicamente. Eso sucedió, dos meses más tarde, un sábado 30 de septiembre en el Espacio Cultural Julio Le Parc, a sala llena.

Habíamos logrado seleccionar, de todas, diez entrevistas. Elegimos en esa oportunidad las notas de Guillermo Rigattieri (Argentina), Carlos Bruscianelli (Venezuela), Rubén Reveco (Argentina), César Santos(Cuba), Gisela Banzer (Argentina), Héctor Acevedo (Perú), Adriana Villagra (Paraguay), Carlos Concha Vial(Chile), Beatriz García Huertas (Argentina) y Ricardo Fernández Ortega (México). Podía haber puntos en común entre esos artistas o no haberlo, pero nos interesaba – ante todo – destacar los diferentes registros o enfoques de cada artista, sin la necesidad de establecer similitudes entre ellos o su trabajo, ni mucho menos hacer comparaciones. Queríamos hacerlos convivir, poner en valor sus testimonios y abrazar el trabajo periodístico logrado hasta el momento. Y lo logramos.

Tapa Ophelia número 1

Revista Ophelia número 2: edición primavera 2018

El segundo número de Ophelia está entre nosotros y les confieso que me resulta muy difícil poner en palabras lo que significa este logro, narrar de alguna manera lo  vivido a lo largo de este primer año. Es difícil porque uno nunca imagina el recorrido o dirección que toman las ideas o fantasías en el tiempo.

Por Camila Reveco*

Revista Ophelia nació con una finalidad muy clara: convertirse en un “lugar” para reunir aquellas entrevistas que había realizado -a lo largo de varios años- a artistas de distintas geografías. Entrevistas que habían sido publicadas en distintos medios y que -por eso mismo- estaban dispersas.

La labor de entrevistar a dibujantes, pintores, escultores, grabadores se llevó a cabo de todas las maneras posibles, ya sea personalmente, por teléfono, a través de Skype, gracias a WhatsApp, diferentes plataformas de chats, mails, y un largo etcétera; y ese trabajo nos permitió -en un momento dado-  tener documentados muchos testimonios, tantos como cien.

Cien entrevistas a cien artistas, hombres y mujeres de variadas edades, de distintos países, con diferentes estilos, algunos de ellos consagrados y otros emergentes…

Fue entonces cuando se nos ocurrió que podía ser una buena idea inventar “algo”, una plataforma en dónde compartir esta experiencia.  Uso el plural porque esa idea no hubiese surgido nunca de no haber existido una improvisada charla con mi amigo, el poeta, Enzo Ramos Montiveros.  ¿Qué hacemos con todo esto? Fue la pregunta que funcionó como disparador. Nos motivó, sobre todo, el hecho de saber que la Feria del Libro estaba por ocurrir en nuestra Provincia y sabíamos que habían abierto convocatorias para presentar propuestas. Alejandro Frías, su director, nos recibió en su oficina, nos escuchó y no dudó en darnos una fecha, un horario y una sala para presentar el proyecto Ophelia públicamente.  Eso sucedió, dos meses más tarde, un sábado 30 de septiembre en el Espacio Cultural Julio Le Parc, a sala llena.

Habíamos logrado seleccionar, de todas, diez entrevistas. 

Elegimos en esa oportunidad las notas de Guillermo Rigattieri (Argentina), Carlos Bruscianelli (Venezuela), Rubén Reveco (Argentina), César Santos (Cuba), Gisela Banzer (Argentina), Héctor Acevedo (Perú), Adriana Villagra (Paraguay), Carlos Concha Vial (Chile), Beatriz García Huertas (Argentina) y Ricardo Fernández Ortega (México). Podía haber puntos en común entre esos artistas o no haberlo, pero nos interesaba – ante todo – destacar los diferentes registros o enfoques de cada artista, sin la necesidad de establecer similitudes entre ellos o su trabajo, ni mucho menos hacer comparaciones. 

Queríamos hacerlos convivir, poner en valor sus  testimonios y abrazar el trabajo periodístico logrado hasta el momento. Y lo logramos.

martes, 9 de octubre de 2018

Mar Aragón: "La acuarela me permite atrapar lo efímero"



La pintora española cuenta en esta entrevista detalles de su técnica en la acuarela. Una artista que invoca en su composición diversos elementos. Contemporánea, rompe con lo tradicional, logra un sello propio en formato y temas; con una paleta amplia y enérgica donde cambia con fluidez del negro a los policromos.

Por Abigail Huerta
ahuerta@revistaophelia.com

Dueña de una trayectoria copiosa que va desde la ilustración para cuentos infantiles hasta sus exposiciones en destacadas galerías de Europa; espontánea y efusiva, las composiciones de  Mar Aragón (Granada, 1971) comprenden espacios iluminados, figura humana y paisaje urbano: “Mi vida siempre ha estado ligada a luz y el carácter alegre de la Costa Granadina”.
De sus cuadros de grandes formatos, -que llegan a los dos metros de alto, como muy poca veces se ha hecho en ésta técnica-, emergen horizontes arbolados o quizás sólo horizontes, hasta lugares con multitudes, calles, tiempos detenidos y poderosos elementos naturales como el agua, que también se evidencian en su obra de forma marcada.
No sólo es novedoso el formato de sus obras: Mar,  una pintora activa y en pleno auge profesional, hace uso cabal de lo figurativo y en ocasiones se mimetiza con lo abstracto en una acuarela muy propia; invitándonos a ver desde una óptica dilatada del tiempo, donde los espacios revelados dan una sensación de inmensidad y sus personajes tienen parlamentos de nostalgia y ensueño.
¿Qué es lo más propio e importante que usted quiere compartir con su público a modo de legado artístico para futuras generaciones? –“A esas futuras generaciones les dejo mi vida entera, pero con un lenguaje complejo que tendrán que descifrar”, nos responde.


miércoles, 26 de septiembre de 2018

Josefina Madariaga: "En el terreno de la plástica gobierna el deseo"



Mujeres de espalda, fondos despojados… Los dibujos y las pinturas de la joven artista plástica correntina están cargados de silencio y vacío, sin embargo allí, en cada obra, reposa un relato firme y latente. El suyo, es un trabajo profundamente emocional, basado en el estudio del rostro y el cuerpo femenino.

Por Camila Reveco 
Editora Revista Ophelia 
creveco@revistaophelia.com

Nació en Mercedes, Corrientes, en el año 1985. Allí estableció de forma natural su primer contacto con el mundo del arte: “Digamos que me acerqué al dibujo en mi casa: viendo muchos libros de arte y observando dibujar a mi papá. Entonces, por propia iniciativa, comencé a dibujar figuras humanas y naturaleza muerta; a partir de esa experiencia, mis padres decidieron mandarme a talleres de pintura”, explica. Más tarde, cuando terminó la secundaria, decidió irse a Buenos Aires para estudiar arte en el IUNA (Instituto Universitario Nacional del Arte). Actualmente, sigue explorando en nuevas propuestas: “Desde mediados de 2017, hasta hoy, se está gestando una nueva serie, repitiendo la figura femenina cargada de otro contenido. Un juego plástico entre el cuerpo de la mujer, cierta iconografía simbólica (sacra) y el uso de la acuarela. Está de alguna forma inspirado en antiguos retablos medievales”, nos dice, adelantándonos el trabajo de su próxima muestra.

De sus palabras se evidencia un mundo interior rico y sensible. El cineasta sovietico Andréi Tarkovsky, el pintor estadounidense Andrew Whyeth y el chino Zhang Daqian (que vivió en Mendoza entre 1951 y 1954), figuran entre los artistas que más la seducen al momento de crear. De allí, quizás, pueda entenderse el carácter meditativo y onírico de su trabajo figurativo centrado en torno a la mujer. La entrevista exclusiva, con Josefina Madariaga.


lunes, 3 de septiembre de 2018

Alejandro Ortiz: “Me gustan las vistas con silencio visual”


“Hoy, inevitablemente el espacio natural donde nos desenvolvemos e interactuamos, es el del mundo urbano”, dice el pintor chileno Alejandro Ortiz en esta entrevista exclusiva. El artista, centra su interés en este tipo de paisaje y está interesado en ver cómo los habitantes se apropian de la arquitectura, de los espacios que hemos ido creando a través de tiempo.

Por Camila Reveco
Editora Revista Ophelia  

“Durante los siglos XIX y XX, en un proceso constante pero de desigual desarrollo en el tiempo, las ciudades van consolidando su forma urbana como espacios de la modernidad, convirtiéndose desde su gestación en referencia continua para los artistas que supieron leer en ellas las distintas concepciones de lo moderno, hasta hacerlas generadoras de sus visiones, de sus anhelos y también de sus rechazos. Los artistas empezaron a interesarse por representar la ciudad no ya solo como espacio escenográfico en el que acontece algo, sino como objeto en sí mismo, ampliando además el ámbito de la pintura o la ilustración a las nuevas manifestaciones artísticas como el cine o la fotografía”. Así lo explica el investigador madrileño Miguel Ángel Cháves.

Podemos agregar, que en lo que va del siglo XXI, lo urbano sigue formando parte de la escena artística, y hoy tiene a excelentes referentes en todo el mundo que, a través de sus pinturas, reflejan temáticas absolutamente contemporáneas acerca del desarrollo de las ciudades y de los habitantes que allí se asientan, como autoafirmación, como referente necesario de lo que se ha creado.

En la pintura de Alejandro Ortiz, y especialmente en su serie “Contraste material”, vemos edificios, azoteas, paredes, ventanas… vemos también cielos con su aspecto cambiante, y nubes que parecen estar dotadas de movimiento. Todo surge a partir de una evidente y rigurosa observación de la atmósfera, de la luz y las texturas. Hay allí un componente poético en su interés por la observación del cielo y lo más alto -propio del movimiento romántico-.

En la obra del artista plástico chileno, el silencio que habita en ella habla. Estamos frente a un trabajo que manifiesta en su génesis emociones melancólicas, de cierta nostalgia. Sus cuadros son un refugio entre tanto bullicio; un día lento, un parpadeo… un seductor espectáculo arquitectónico y nuboso en donde se condensa una sensación de vacío en un mundo cubierto de hormigón. Alejandro nos invita a mirar el entorno desde las alturas, donde el aire se percibe más liviano, y donde las contradicciones de la ciudad moderna, sus valores y significados, se revelan. 
 

lunes, 13 de agosto de 2018

Lorena Kloosterboer: “Se necesita de una personalidad tenaz para mantenerse en curso”


Conocida y valorada en el mundo por su obra pictórica, la artista holandesa-argentina Lorena Kloosterboer ha logrado un trabajo de espléndido realismo, elegante y casi fotográfico: “En el arte, uno tiene que animarse a fallar, una y otra vez”, explica. 


Por Camila Reveco 
Fuente: Revista Ophelia

Desde hace diez años vive en Amberes, Bélgica. De madre argentina y padre holandés, la artista plástica Lorena Kloosterboer nació en los Países Bajos y fue el español su lengua materna. En el jardín de infantes aprendió a hablar holándes y al escuchar hablar a sus padres entre sí, pudo dominar el inglés. “Me siento increíblemente afortunada de haber sido criada trilingüe, -dice-básicamente recibí tres idiomas de forma gratuita sin esforzarme en aprenderlos”, y agrega: “el contraste entre mis dos culturas—la holandesa y la argentina—me formó de muchísimas maneras. Supongo que en realidad no soy ni típicamente holandesa ni argentina, pero me siento ambas a la misma vez. Por lo tanto, me describo como una latina holandesa porque siento un fuerte vínculo con la mujer latina a quien considero mi hermana”. 

De increíble oficio, Lorena es una verdadera artesana de la pintura realista, y su increíble habilidad ha sido fruto de un esfuerzo sostenido. A ella, le parece absurda ésta moda de explicar obras a través de ingeniosos discursos curatoriales. Cree, que una verdadera obra de arte se defiende por sí sola, que no necesita de la palabra para existir. Cree que el arte no es un discurso teórico: “Creo que el público –sostiene- se está cansando de necesitar un manual de traducción cuando visita una galería de arte o un museo para comprender lo que están viendo. Es ridículo tener que intentar apreciar una “obra de arte” que uno instintivamente sabe que no tomó ni mucho trabajo, ni esfuerzo, ni conocimiento técnico para realizarse, y que solamente por comercialización y publicidad está expuesta en un lugar de cierto nivel”. 

domingo, 12 de agosto de 2018

Ofelia Andrades Madariaga: "Intento romper con la mirada tradicional de lo femenino"

Está por exponer en Casa Brandon, de Buenos Aires, sus más recientes obras: un conjunto de retratos y autorretratos bajo el nombre de “Narcisa”. “Todo se articula a partir del espejo como dispositivo y óptica”, revela la pintora chilena, especializada en el inagotable género del retrato.

Por Lic. Camila Reveco 
creveco@revistaophelia.com

“Siempre he trabajado el retrato. Es un género que me fascina por toda la complejidad que involucra.  Es muy, muy complejo porque tiene mucho de psicología en su elaboración y planteamiento, involucra muchos elementos de la identidad. Estoy convencida de que es lo más difícil de representar en pintura y el más rico en su significación”.

Lo dice Ofelia Andrades, joven pintora chilena que desde el comienzo de su carrera artística ha volcado su interés por el arte figurativo, y se ha inspirado en los grandes clásicos, pero que a través de una obra absolutamente contemporánea, logra reivindicar -y actualizar- el retrato y la pintura de escenas. El suyo, es un trabajo que invita a la exploración geográfica de los rasgos que tiene el rostro, que esconde -a su vez- un profundo estudio psicológico del alma humana, y en donde queda en evidencia la convivencia entre lo tradicional y lo nuevo.

Sin duda lo más novedoso de su contundente propuesta pictórica es la forma  la que decide encarar cada retrato y la observación que tiene acerca de la mujer y el mundo femenino. “La mujer ha sido históricamente representada como un objeto, deshumanizada, no sexuada. Siempre la hemos visto en situaciones de pasividad e indefensión”, precisa la artista.  Y es cierto: culturalmente ha sido propio del hombre mirar como sujeto y de la mujer ser mirada. La historia del arte ha sido una his­to­ria es­cri­ta por y para hom­bres en don­de la mu­jer ocupó el lugar de ob­je­to a con­tem­plar -no fue su­je­to ac­ti­vo de crea­ción-. De ahí que, los nombres de Sofonisba Anguissola, Artemisia Gentileschi o Clara Peeters, -por sólo nombrar a tres- resulten para la mayoría de las personas una verdadera incógnita, cuando se trata de nombres de grandes, muy grandes, artistas.  Hoy, diferentes colectivos se están animando  a repensar cómo han sido vistas las mujeres por la historia del arte oficial y esa es, evidentemente, una lucha feminista. “Las mujeres nos conocemos a nosotras mismas a través de mujeres hechas por hombres”, sostuvo con razón Sheila Rowbotham, historiadora británica. La entrega de Ofelia Andrades es -en este sentido- considerable porque recorre, con su arte, los discursos contemporáneos alejándose  de la hetero-normatividad, simboliza -por tanto- un aire fresco acerca de la representación de la mujer en la pintura en este comienzo de siglo, y contribuye así, a la deconstrucción, que nuestro tiempo demanda.  “Me gusta siempre expresarme de acuerdo a mi manera de ver las cosas, conectarme y comunicar desde mi propia existencia en este mundo, desde este punto geográfico, siendo mujer y todo lo que eso conlleva también socialmente e históricamente para una pintora”, concluye.


Claudia Adriazola: "El paisaje costero está en mi memoria desde mi infancia"

Su arte alude a los ríos, los mares y  el paisaje -en particular al Río Mapocho, referente de los ciudadanos de Santiago-. Sin embargo Claudia Adriazola supo tomar distancia del típico paisaje que puede verse en la tradicional pintura chilena. La artista, le ha extendido a la temática una muy particular impronta. “Desde Paul Cézanne en adelante, las normas y el sentido último del arte cambiaron”, sostiene. Trabaja e investiga -desde hace más de veinte años- la milenaria técnica encáustica, que le concede un valor  agregado a su obra, y un sentido lleno de misterios. A ella, le interesa una pintura que rescate, según sus propias palabras: “lo cotidiano, lo simple, el error de la raya, la mancha, las capas de pintura borradas, la imagen ambigua y borrosa… la vida que se vive; lejos de lo perfecto”.

Por Lic. Camila Reveco 
creveco@revistaophelia.com

La artista plástica chilena Claudia Adriazola, nació en Viña del Mar, y está radicada desde hace años en Santiago de Chile. Recibió a Ophelia en su casa/taller, ubicada en las inmediaciones de Plaza Italia. Desde allí, nos reveló detalles de su trabajo pictórico y nos compartió, además, sus impresiones sobre el momento del arte en su país: “Esta avenida -cuenta refiriéndose a la avenida Mackenna- es una de las más transitadas de la ciudad, por aquí pasan miles de personas todos los días; y esa energía, ese movimiento se siente, al igual que el río Mapocho”.

Con una amplia y reconocida trayectoria en el campo de la gestión cultural, la pintora, que se desempeña en la actualidad como Secretaria General de la APECH (Asociación de pintores y escultores chilenos) indica que éste es un momento en Chile en que los artistas están en un proceso bastante diverso y activo. “Se han ido agrupando en colectivos artísticos con una figura legal,  como forma de trabajo y para poder acceder a distintos beneficios, no sólo los fondos concursables  del Ministerio de la Cultura”, señala y agrega: “Existe mucha auto-gestión, hay más inversión de parte de los artistas para participar de exposiciones y ferias en Chile como en el extranjero.   Hace años se diferenciaba y se conocían quiénes eran los artistas y qué estaba pasando en la escena local.  Ahora, cuesta tener una visión amplia de todo lo que se está haciendo porque hay muchos sectores, muchos artistas trabajando, hay una actividad intensa y diversa”.

La suya, es una obra que, como bien se indica en su sitio oficial, “se caracteriza por ser gestual y matérica”. Claudia, es una pintora “de paisajes urbanos, de presencias y ausencias. De lo cotidiano sin caer en la costumbre; de lo simple, con todas sus complejidades”.


martes, 31 de julio de 2018

Luis Alberto Hidalgo Bastién: "Debemos trabajar por una pintura inteligente"

Comenzó a pintar de forma profesional recién en el 2004 pero tiene una prolífera obra: más de tres mil cuadros. Llegó a la capital trasandina desde Concepción con la idea de generar colectivos artísticos. “No se ha perdido la pintura, lo que se ha perdido es el  contenido, el sentido, el “para qué”, dice. Interpelador y agudo, el artista visual chileno se refirió no sólo a lo que implica trabajar en grupo, sino también a la impresión que le causa el circuito del arte contemporáneo.

Por Lic. Camila Reveco 
creveco@revistaophelia.com

¿Qué creen ustedes qué es ser artista? Se preguntó el pintor español Pablo Picasso. “Es un ser político que vive pendiente y consciente de todos los acontecimientos que ocurren en el mundo y reacciona ante ellos. La pintura no existe sólo para decorar las paredes de las casas. Es un arma que sirve para atacar al enemigo y para defenderse de él”.

El artista Luis Alberto Hidalgo Bastien -integrante de la Asociación de pintores y escultores chilenos -APECH- y Director de la Sala de arte Galería Mackenna- retoma esta definición y promueve una forma de trabajo colectiva junto a la historiadora de arte Gisela Sanhueza y un variado grupo de artistas, entre quienes se destaca Claudia Adriazola, Carmen Valle y Rodrigo Cociña.

A través de cada propuesta, siempre autogestiva, salen de sus preocupaciones individuales (y de sus talleres) para reflexionar sobre las posibilidades del presente. De esta forma, buscan refundar prácticas sociales atravesadas por la fuerza creativa, y establecer nuevos montajes colectivos de enunciación. Aquí  no  se intenta resaltar el Yo. Por el contrario, lo que vale, es la producción de un foco grupal de discurso. Lo urgente, está dado por la forma en que los artistas se relacionan con su contexto y el entorno para plasmarlo en una obra que verdaderamente aporte a la práctica artística-estética. “Necesitamos pinturas poderosas”, asegura Luis Alberto, y advierte: “La pintura puede ser una herramienta letal, pero no está siendo usada, porque hay un vacío intelectual a causa de la pintura de consumo”.

En la actualidad, está  interesado en abordar  la problemática del agua y puntualmente las aguas del Mapocho. El proyecto se titula “Asuntos del agua” y pretende, a mediano plazo, reunir más de 250 pinturas sobre la temática.

Influenciado por el Grupo Grisalla de Concepción -compuesto por artistas de excelente oficio reunidos los 90-, Luis Alberto Hidalgo Bastien, según palabras de Jaime Petit, “afronta la pintura como una disciplina replegada al taller, a la academia, indiferente de los contenidos de una moda tecnológica que hoy se desarrolla (…) Transita con una obra entendida como una armonía visual hacia la belleza de un mundo de afrontamiento visceral”. La suya, es una obra plagada de color, figura, signos, símbolos y espacios abstractos en medio de “atmósferas viscerales y signos terrosos”.

La pintura como herramienta de lucha política, y el compromiso con el tiempo que nos ha tocado vivir, son las premisas que atraviesan el discurso de este pintor de formación autodidacta,  respecto al arte, y la vida.