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lunes, 13 de agosto de 2018

Lorena Kloosterboer: “Se necesita de una personalidad tenaz para mantenerse en curso”


Conocida y valorada en el mundo por su obra pictórica, la artista holandesa-argentina Lorena Kloosterboer ha logrado un trabajo de espléndido realismo, elegante y casi fotográfico: “En el arte, uno tiene que animarse a fallar, una y otra vez”, explica. 


Por Camila Reveco 
Fuente: Revista Ophelia

Desde hace diez años vive en Amberes, Bélgica. De madre argentina y padre holandés, la artista plástica Lorena Kloosterboer nació en los Países Bajos y fue el español su lengua materna. En el jardín de infantes aprendió a hablar holándes y al escuchar hablar a sus padres entre sí, pudo dominar el inglés. “Me siento increíblemente afortunada de haber sido criada trilingüe, -dice-básicamente recibí tres idiomas de forma gratuita sin esforzarme en aprenderlos”, y agrega: “el contraste entre mis dos culturas—la holandesa y la argentina—me formó de muchísimas maneras. Supongo que en realidad no soy ni típicamente holandesa ni argentina, pero me siento ambas a la misma vez. Por lo tanto, me describo como una latina holandesa porque siento un fuerte vínculo con la mujer latina a quien considero mi hermana”. 

De increíble oficio, Lorena es una verdadera artesana de la pintura realista, y su increíble habilidad ha sido fruto de un esfuerzo sostenido. A ella, le parece absurda ésta moda de explicar obras a través de ingeniosos discursos curatoriales. Cree, que una verdadera obra de arte se defiende por sí sola, que no necesita de la palabra para existir. Cree que el arte no es un discurso teórico: “Creo que el público –sostiene- se está cansando de necesitar un manual de traducción cuando visita una galería de arte o un museo para comprender lo que están viendo. Es ridículo tener que intentar apreciar una “obra de arte” que uno instintivamente sabe que no tomó ni mucho trabajo, ni esfuerzo, ni conocimiento técnico para realizarse, y que solamente por comercialización y publicidad está expuesta en un lugar de cierto nivel”. 

domingo, 12 de agosto de 2018

Ofelia Andrades Madariaga: "Intento romper con la mirada tradicional de lo femenino"

Está por exponer en Casa Brandon, de Buenos Aires, sus más recientes obras: un conjunto de retratos y autorretratos bajo el nombre de “Narcisa”. “Todo se articula a partir del espejo como dispositivo y óptica”, revela la pintora chilena, especializada en el inagotable género del retrato.

Por Lic. Camila Reveco 
creveco@revistaophelia.com

“Siempre he trabajado el retrato. Es un género que me fascina por toda la complejidad que involucra.  Es muy, muy complejo porque tiene mucho de psicología en su elaboración y planteamiento, involucra muchos elementos de la identidad. Estoy convencida de que es lo más difícil de representar en pintura y el más rico en su significación”.

Lo dice Ofelia Andrades, joven pintora chilena que desde el comienzo de su carrera artística ha volcado su interés por el arte figurativo, y se ha inspirado en los grandes clásicos, pero que a través de una obra absolutamente contemporánea, logra reivindicar -y actualizar- el retrato y la pintura de escenas. El suyo, es un trabajo que invita a la exploración geográfica de los rasgos que tiene el rostro, que esconde -a su vez- un profundo estudio psicológico del alma humana, y en donde queda en evidencia la convivencia entre lo tradicional y lo nuevo.

Sin duda lo más novedoso de su contundente propuesta pictórica es la forma  la que decide encarar cada retrato y la observación que tiene acerca de la mujer y el mundo femenino. “La mujer ha sido históricamente representada como un objeto, deshumanizada, no sexuada. Siempre la hemos visto en situaciones de pasividad e indefensión”, precisa la artista.  Y es cierto: culturalmente ha sido propio del hombre mirar como sujeto y de la mujer ser mirada. La historia del arte ha sido una his­to­ria es­cri­ta por y para hom­bres en don­de la mu­jer ocupó el lugar de ob­je­to a con­tem­plar -no fue su­je­to ac­ti­vo de crea­ción-. De ahí que, los nombres de Sofonisba Anguissola, Artemisia Gentileschi o Clara Peeters, -por sólo nombrar a tres- resulten para la mayoría de las personas una verdadera incógnita, cuando se trata de nombres de grandes, muy grandes, artistas.  Hoy, diferentes colectivos se están animando  a repensar cómo han sido vistas las mujeres por la historia del arte oficial y esa es, evidentemente, una lucha feminista. “Las mujeres nos conocemos a nosotras mismas a través de mujeres hechas por hombres”, sostuvo con razón Sheila Rowbotham, historiadora británica. La entrega de Ofelia Andrades es -en este sentido- considerable porque recorre, con su arte, los discursos contemporáneos alejándose  de la hetero-normatividad, simboliza -por tanto- un aire fresco acerca de la representación de la mujer en la pintura en este comienzo de siglo, y contribuye así, a la deconstrucción, que nuestro tiempo demanda.  “Me gusta siempre expresarme de acuerdo a mi manera de ver las cosas, conectarme y comunicar desde mi propia existencia en este mundo, desde este punto geográfico, siendo mujer y todo lo que eso conlleva también socialmente e históricamente para una pintora”, concluye.


Claudia Adriazola: "El paisaje costero está en mi memoria desde mi infancia"

Su arte alude a los ríos, los mares y  el paisaje -en particular al Río Mapocho, referente de los ciudadanos de Santiago-. Sin embargo Claudia Adriazola supo tomar distancia del típico paisaje que puede verse en la tradicional pintura chilena. La artista, le ha extendido a la temática una muy particular impronta. “Desde Paul Cézanne en adelante, las normas y el sentido último del arte cambiaron”, sostiene. Trabaja e investiga -desde hace más de veinte años- la milenaria técnica encáustica, que le concede un valor  agregado a su obra, y un sentido lleno de misterios. A ella, le interesa una pintura que rescate, según sus propias palabras: “lo cotidiano, lo simple, el error de la raya, la mancha, las capas de pintura borradas, la imagen ambigua y borrosa… la vida que se vive; lejos de lo perfecto”.

Por Lic. Camila Reveco 
creveco@revistaophelia.com

La artista plástica chilena Claudia Adriazola, nació en Viña del Mar, y está radicada desde hace años en Santiago de Chile. Recibió a Ophelia en su casa/taller, ubicada en las inmediaciones de Plaza Italia. Desde allí, nos reveló detalles de su trabajo pictórico y nos compartió, además, sus impresiones sobre el momento del arte en su país: “Esta avenida -cuenta refiriéndose a la avenida Mackenna- es una de las más transitadas de la ciudad, por aquí pasan miles de personas todos los días; y esa energía, ese movimiento se siente, al igual que el río Mapocho”.

Con una amplia y reconocida trayectoria en el campo de la gestión cultural, la pintora, que se desempeña en la actualidad como Secretaria General de la APECH (Asociación de pintores y escultores chilenos) indica que éste es un momento en Chile en que los artistas están en un proceso bastante diverso y activo. “Se han ido agrupando en colectivos artísticos con una figura legal,  como forma de trabajo y para poder acceder a distintos beneficios, no sólo los fondos concursables  del Ministerio de la Cultura”, señala y agrega: “Existe mucha auto-gestión, hay más inversión de parte de los artistas para participar de exposiciones y ferias en Chile como en el extranjero.   Hace años se diferenciaba y se conocían quiénes eran los artistas y qué estaba pasando en la escena local.  Ahora, cuesta tener una visión amplia de todo lo que se está haciendo porque hay muchos sectores, muchos artistas trabajando, hay una actividad intensa y diversa”.

La suya, es una obra que, como bien se indica en su sitio oficial, “se caracteriza por ser gestual y matérica”. Claudia, es una pintora “de paisajes urbanos, de presencias y ausencias. De lo cotidiano sin caer en la costumbre; de lo simple, con todas sus complejidades”.