Nació en Barquisemeto, al occidente de Venezuela, un 20 de junio de 1994 y los colores del entorno donde creció determinaron un estilo vibrante y enérgico que plasma en su obra plástica. Allí hay potencia, saturación y brillo. Un estímulo total para la vista.
Por Lic. Camila Reveco
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Argentina
Estudió en Estados Unidos pero ahora está radicada en Argentina; vive en Buenos Aires y estudia Arte pero también Filosofía. “Es que soy extremadamente curiosa”, dice la joven creadora Isabella Despujols, que ha sabido encontrarle una conexión intrínseca a la creación artística con la reflexión filosófica, que existe desde los antiguos griegos. Y es que, según ella, el arte no es más que la “materialización” del desarrollo del pensamiento humano.
Vive lejos de su país natal y lejos de su familia, pero en Argentina está viviendo su propia aventura, de la que es dueña. Es que a ella le interesa, como indica, salir de su “zona de confort” y acepta con gusto los nuevos desafíos destacando la exigencia que la brinda la educación formal que recibe aquí.
Isabella Despujols ha sabido desenvolverse con total naturalidad porque encontró su verdadera vocación; y eso la hace perseguir metas, sueños y convicciones. Ha cultivado desde niña intereses específicos y genuinos, motivada por una familia que supo formar y educar en ese sentido, y ahora quiere explorar al máximo las habilidades que tiene.
Y esto que destaco en la venezolana hoy parece ser una excepción a la regla en un contexto en donde el desinterés y la apatía generalizada reina entre los más jóvenes. La gran intelectual Susan Sontag dijo en una oportunidad que en la década del `60 la pregunta acerca de los gustos estaba dividida entre "¿The Doors o Dostoievski?" (entre lo que se llamaba Cultura Popular o Alta Cultura) pero ahora, en la posmodernidad, la pregunta había cambiado: "¿Por qué va uno a querer otra cosa que no sea el entretenimiento masivo?". Por eso, en este momento, explorar el campo del arte y de la cultura pareciera ser opuesto a la vida pública (asociada a lo que puede ser compartido por todos) y está ligada sólo a grupos minoritarios. Estos lugares de significación se han convertido en ámbitos de verdadera “subversión” para los jóvenes, no sólo con cierta “sensibilidad”, sino también los que buscan diferenciarse de una masa acrítica que reduce su existencia a una cuestión de ingresos y egresos pero que no ofrece ningún tema, ningún interés, ninguna pasión…que en definitiva, no tiene una vocación.
Para cerrar, y dejarlos con la nota, es a través de la pintura (su técnica predilecta) y a través de la representación de figuras femeninas -en donde reina el balance y la sensación de armonía- que Isabella, busca enaltecernos porque, según piensa: “Mientras más libertades tenga la mujer, mayor será su participación en campos profesionales que los hombres incursionan desde hace siglos”. Allí vamos.